XI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


TORITO BRAVO

Jesús Francés Dueñas

Si supierais que yo también corro por miedo…  

CEÑIDO A LA PIEDRA.

Concha González_nieto Delgado

Otro año. El mismo destino. Una habitación sencilla. El olor del agua sobre los adoquines. El alma al descubierto y el tiempo detenido en el negro. Recostado sobre la roca, la bondad del blanco, la locura del rojo, la poderosa luz de la adrenalina. Se prepara. Tensa los músculos. Siente la intensidad de los latidos del corazón encadenados por un invisible cordón umbilical al corazón de los astados. Esta vez lo conseguirá. Llegará hasta la plaza, con la savia nueva, con la emoción en la garganta, con el dulce sabor de los laureles.

Pone un pie en el suelo, luego el otro. El sol comienza a licuarse sobre las calles. En cuestión de segundos tendrá que tomar una decisión. Saltar e incorporarse al grueso ovillo de cuerpos que ruedan por la cuesta de Santo Domingo o quedarse quieto, allá arriba, inmóvil, sin que nadie le pronuncie. Está dispuesto.

De repente un grito, un temblor, el dolor de una herida, una gota de sangre y una voz que le nombra y es entonces cuando Fermín, humilde en su hornacina, decide una vez más permanecer en ella, solo, ceñido a la piedra, extendiendo su manto protector sobre la ciudad que ya es una fiesta.