VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín 2


NO ES EDAD PARA CORRER DESPIERTO

Alfredo Cot González

Benjamín tiene 90 años. Su vida, como agua que busca el mar se escapa entre sus dedos.
No duele la indigencia, está solo. No le importa morirse, a esa edad la muerte no es ningún hecho de impacto imprevisible. Nunca hasta ahora había necesitado de fantasías. Sus sueños, antes de serlos eran realidad. Una maleta de ellos la llenó corriendo hasta aquella cogida entre Estafeta y Javier. No lo vio venir, era más joven y confiado, pero su vida cambió.
Después, cojo, tuvo cuanto quiso. Cariño, el de los que le conocían y sabían de su valentía. Respeto, el de los que le frecuentaban y oían entusiasmados la breve historia de aquel desenlace. Admiración, la de los que necesitaron vencer sus miedos y de él obtuvieron coraje.
Ahora, en su epílogo vital, desahuciado y perdido se descubre en mitad de la noche, bajo las estrellas soñando delante del bicho. Es una experiencia nueva, desear algo en secreto. Por un momento con la mirada ausente sustituye la vista del fatídico callejón por una borrosa ilusión…
Y sueña con cuatro paredes pintadas de recuerdos y una ventana por la que mirar, seguro y en paz.
Será su única y última fantasía.

SAN FERMIN LINDO Y QUERIDO

Inés Gonzalez Martinez

Cinco de la tarde, café Iruña:
Mi prima Carmen había llegado de México con la intención de sentir en primera persona las fiestas de San Fermín, tanto le había hablado de ellas que casi las conocía como si las hubiera vivido.
A su disposición, una habitación en un afamado hotel le esperaba y yo como acompañante en esos días.
Sus ojos no daban crédito cuando el 6 de Julio vieron como desde tempranas horas la Plaza del Castillo se iba cubriendo de blanco y sintió escalofríos como si de una Pamplonesa de toda la vida se tratara, cuando al llegar las doce se alzaron los pañuelos rojos sobre los hombros de pequeños y grandes.
Lo vivido hasta el 14 a las doce de la noche, cuando sonó el cohete del pobre de mí, lo guardó en su cuaderno de viaje.
Cerró su maleta con la emoción contenida y la esperanza de volver a revivir esos días… entre kilikis y niños, encierros y calimochos, vermuts en la plaza del castillo y desayunos con chocolate, plaza de toros y procesión, la jota de San Fermín o el baile de la era, en fin… que apenas le cabían tantos “momenticos” que Pamplona le regaló.
Viva San Fermin!
 

LA MAGIA DE SAN FERMIN

Vicent Canelles Gonzalez

Con solo una mirada y un único sentimiento
Son los minutos antes al paseillo tras la puerta de cuadrillas donde se puede ver reflejado los sentimientos que expresan las caras de los diestros y sus cuadrillas. En el coso pamplonica, tras la barrera que nos separa de ellos, podemos apreciar sus miedos; el peso que les produce tal responsabilidad.

Son minutos antes de la carrera pisando el adoquín de Santo Domingo donde se puede ver reflejado los sentimiento que expresan las caras de los corredores de encierro. En las estrechas calles, tras el vallado que nos separa de la multitud, podemos apreciar quien de verdad ama, vive y respeta el encierro.

Entre la muchedumbre ves personas con cara de alegría, personas que no entienden nuestra pasión pero participan. La expresión de nuestro rostro explica bien lo que sentimos los grandes aficionados.

Cierto parecido hay entre la expresión de los faneadores y la nuestra: los corredores. Hay miradas que lo dicen todo.

Santo Domingo, del 7 al 14 de Julio, frías mañanas de espera; duros minutos hasta que comience el cántico; ansiosos segundos antes del comienzo. Son durante esos 7 días y durante esos momentos previos al encierro donde se puede apreciar lo que siente cada corredor. El que lo 


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