VII Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


PARA SER FELIZ

María Teresa Glaría Mejía

El ocho de julio recibí su carta.
Ven, amada, -me decía- los toros se encuentran ya en los corrales de la plaza. Tengo tu pañuelo rojo en el bolsillo y una cinta por si quieres ponértela en el pelo. Sé que andas muy ocupada mas te espero, aunque sea el último día, yo te espero. Estoy solo en mis preciosas calles inundadas de color y luz, la música es prodigiosa y no estás tú. Ayer fue la Procesión y juro que el Santo Patrón tenía triste la mirada porque no te vio. Las mañanas sanfermineras sin ti no son lo mismo. Quiero ver con mis ojos y los tuyos las luces multicolores y el mágico esplendor de los fuegos artificiales. Quiero compartir contigo la alegría de la gente y su algarabía, sus gritos en la plaza, y los pregones en la feria cada día. Tomarnos fotos juntos y andar besándonos en las calles y balcones de mi ciudad querida.
No pude leer más, salté de la cama, junté alguna ropa, llamé al trabajo y dije que no iría. Lo siento por Amanda que estará muy sola, pero corrí a Pamplona, desde el otro lado del mundo, para ser feliz.
 

ALTZEIMER:UNA MEMORIA SELECTIVA

Raquel Gutierrez Garcia

Entre el 7 y el 14 de julio, mi abuela se levanta radiante. A las siete está se sentaba frente al televisor esperando que comience el encierro. Nerviosa mira al reloj.
– Se retrasan. Cada vez son mas impuntuales.
Abuela, desde hace muchos años, el encierro es a las ocho.
Siempre ha sido a las siete. El abuelo se ha marchado a las seis No ha hecho ruido para no despertarme. Cree que no se, que se va a correr.
El abuelo ya no puede correr, es muy mayor.
¡Ya lo has dicho tu!. ¡Veras como corre!.
Mientras esperamos, ¿quieres desayunar?
Hasta que no termine el encierro, no. No me quiero distraer ni un segundo.
Al sonar el cohete se levanta, se pone delante de la pantalla y emocionada señala al mejor corredor.
-¡Mira hija, al abuelo!. Es el mejor corredor que hay en Pamplona.
Se le saltan las lagrimas. Cuando termina el encierro, se sienta. Su actitud y su mirada vuelven a la rutina diaria.
Abuela ¿quieres que te traiga el desayuno?
Señora, traeme con mas respeto. Yo no la conozco de nada para que usted me tutee. Tráigame el desayuno que hace un buen rato que estoy esperando.
 

VALOR

Irene Márquez Heredia

-¿Qué tal por allí arriba? ¿Mucha fiesta?
-Mucha fiesta dices… San Fermín es más que fiesta. Para mí, desde ahora, es cultura, arte y tradición. Es coger la vida y dirigirla tú mismo.
-¿Por qué dices eso? ¿Qué te pasó por allí?
-Tú sabes que yo nunca he sido de tomar decisiones difíciles, que nunca he tenido que esforzarme en nada. Todo eso ha cambiado gracias a que me puse delante del toro. Volvíamos por la mañana, de fiesta, no sabíamos la hora que era y las calles ya estaban llenas. De repente, EL CHUPINAZO y corredores por todos los lados. Sólo tenía dos opciones, huir o correr, y por una vez en mi vida fui valiente. Corrí delante de los toros, corrí para salvarme, pero no físicamente sino espiritualmente. Desde entonces afronto la vida de otra menara y corro, y tomo decisiones difíciles, y me esfuerzo por lo que me importa.
-¿Todo eso por una carrera? Seguro que no fue ni larga. Estás loco, hasta que no lo demuestres no me lo creo.
-Está bien, voy a ser valiente y a decirte que… te quiero. Lo he ocultado mucho tiempo por no saber afrontar las situaciones y mucho menos la vida.