XIV Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

TÚ Y YO

Miren Maialen Palacios Alonso

– Eras tú, con tus risas, con tu jolgorio, con tus prisas, eras tu quien me insistía, quien quería jugar, jugar a un juego peligroso donde yo después supe que no lo contaría, eras tú quien se apoderaba de mis ojos lentamente, mirada penetrante y ardiente, eras tu quien quiso ofrecerme la madurez en mi niñez, tú quien mutiló mi sentido del deber, la razón nublada por escapar a los pastos lejos de ese juego que nunca llegué a entender.
– Era yo, quien quiso rozar tu piel, yo, quien, de fiesta en fiesta, no supe que hacer, yo que a los san fermines fui para verte correr, ese fui yo, inocente e insolente, ni te vi ni te sentí, solamente creí en el placer del riesgo, jugué a ser un héroe, el benefactor de tu infierno.
– Eran ellos, un joven y su enemigo el toro, un toro y su enemigo el joven, y aquí acaban dos historias de odios.

Pasaron los años y las Fiestas de los Sanfermines siguieron siendo las mejores fiestas de toda España, pero con una gran diferencia, los toros de hierro y los jóvenes alocados sin riesgo.
 

EL FUEGO DEL AMOR

Míriam Ayesa Sagüés

Recorre los 204 metros de distancia en menos de 7 segundos. Desde lo alto, observa a un grupo de jóvenes sentados en la hierba, cenando bocatas de txistorra y bebiendo kalimotxo; una pareja de ancianos agarrados de la mano y con las chaqueticas sobre los hombros, por si luego refresca; la familia con los niños que corretean, sorteando a la multitud.
Se escucha una música animada y el aire está impregnado de cientos de olores apetecibles. Una enorme rueda luminosa gira sin parar en el horizonte.

Súbitamente, percibe el calor de un volcán surgiendo de sus entrañas, un sísmico temblor se apodera de él, y comienzan a desdibujarse los rostros de las personas que le observan boquiabiertas.
Percibe que su final es inminente, y se resiste, pues esos pocos segundos de vida no son suficientes para disfrutar de tan majestuoso espectáculo.

Recuerda que el poeta Goethe afirmaba: “Un loco enamorado sería capaz de hacer fuegos artificiales con el sol, la luna y las estrellas, para recuperar a su amada”.
Y, mientras explota en una miríada de luces rojas y blancas en forma de corazón, suplica reencarnarse en astro para poder deleitarse con esta gloriosa fiesta para siempre. Se ha enamorado.
 

DÍA DE ENCIERRO

Miriam Romero Recio

– “Un caluroso día de Julio, línea de salida, Cuesta de Santo Domingo.
Estás rodeado de gente, pero eres presa de un silencio ensordecedor, la calma que precede a la tormenta. Sin demora se da la señal de comienzo, y un instinto de supervivencia primitivo se apodera de tí, ya no eres tú mismo, eres una cebra que huye de los leones.
Corres sin descanso, pasando por la plaza Consistorial, hasta llegar al final de la calle Mercedes.
Ese es uno de los momentos en los cuales recuerdas por qué hasta los ateos se acercaron a rezar al santo, unos míseros segundos donde se puede pasar de la nada a la tragedia, de ser libre a tener tu cabeza entre los dientes del felino. Pero cuando consigues salir de una pieza de allí, una sensación de infinito alivio recorre tu cuerpo, dándote el impulso necesario para continuar a lo largo de la eterna calle Estafeta.
Finalmente, casi dos minutos después alcanzas la meta, la gran plaza, y entre aplausos piensas que incluso con la sensación de peligro inminente que te ha acompañado durante el tramo, ha valido la pena”.

– Qué intenso, ¿pero dónde has estado?

– En los Sanfermines compañero, en los Sanfermines.
 

SOMOS

Miryam Teresita Acosta Martínez

Somos Sanfermines alegres entusiastas
corazón hinchado de emoción
en la tierra que nos vio nacer
o en tierras lejanas
mirando a través de nuestros padres y abuelos
somos todos y somos uno bajo el mismo cielo
envueltos con la misma bandera
esperando cada año el reencuentro
el abrazo fuerte
el estallido del grito contenido
 

ELIJO LA VIDA

Modes Lobato Marcos

El 7 de julio de 2023 fui a Pamplona, con intención de trabajar.
Pero entre la multitud, un mozo me dijo: «¿Qué haces tan sola?»
Y tomando mi mano, añadió: «En esta ciudad nadie es forastero. Acompáñame».
Y me dejé llevar.
Fue la mejor decisión de mi maldita existencia.
En esa semana cantamos y bailamos con las peñas, reímos, corrimos delante de los toros, hicimos el amor…
Y los sargazos de soledad y tristeza que habían enraizado en mi alma, se evaporaron como pompas de jabón.
Pero el último día de fiestas, abrazados en su cama, le dije que tenía que irme.
Y él, con lágrimas en los ojos, susurró: «Quédate conmigo, por favor».
Y acepté.
Después llamé a mi jefe, le dije que dejaba el trabajo y, tras salir a la calle, arrojé en un contenedor mi oxidada guadaña.
 


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UN AUTÉNTICO CRIMEN SANFERMINERO

Mikel Mikeo Arrarás

El lugar era un hervidero como lo era la ciudad aquel 6 de julio. Una figura desgarbada deambulaba algo desorientada.
¿Comisario Goñi?, interpeló a un sofocado y muy atareado personaje. Un leve gesto con la cabeza le indicó que era el lugar correcto.
Soy el inspector O’Donnell de la Interpol. Iré al grano. Llevamos años tras Sergei Kalospov, de la mafia Uzbeka, uno de los tres criminales más buscados. ¡En el mundo! Tráfico de drogas, armas, personas… ¡Y está en Pamplona! Una cámara en la estación de autobuses lo ha captado esta mañana. Necesito toda su colaboración para encontrarlo. Va completamente vestido de blanco… Tengo aquí la imagen.
¿De blanco…? Pasará bastante… desapercibido. Esto… ¿O’Hara, ha dicho?
O’Donnell.
Da igual. Estos días no puedo dedicar ni un… ¡Dios santo! Cogió el teléfono como si fuera el mismo cuello de aquel desalmado. ¡García! ¡Prioridad máxima! Tenemos que localizar un sospechoso. Y llama a guardia civil, policía nacional, ejército… Necesitamos todos los efectivos posibles.
¡Vaya! Me alegra que haya comprendido…
¡Clama al cielo! La faja anudada a la derecha. ¡Solo faltaba! Lo encontramos, le ponemos la faja como San Fermín manda y luego usted lo arresta, lo extradita… Lo que guste, que se lo merece todo.
 

DESDE LOS DIECISIETE

Milagros Arizcuren Balda

Desde que Miren cumplió diecisiete años, he sido su acompañante inseparable en sanfermines. Unas veces aferrado a su muñeca, otras abrazando su cuello. Del cohete del 6 hasta “el pobre de mí”, con encierros sin dormir o con la ducha reciente en el cuerpo, con churros o con huevos fritos, con gigantes o con barracas, con tardes de “maestros” en el ruedo o con toda la juerga en el tendido, siempre disfrutando.
Después de muchos años y aunque me salvé del kalimotxo —ella prefería la cerveza o el cava—, mi color rojo inicial ha devenido en rosa pálido. En más de una ocasión le sugirieron que me cambiara, pero siempre me ha mantenido a su lado, decía que era su compañía en la fiesta. ¡Pasamos tantos momentos juntos!
Aunque no llevaba ningún bordado para distinguirme, tenía mi personalidad y Miren me lucía con cariño. El año pasado apenas dos días, porque al fallecer Jon —su amigo, pareja, amante, marido, padre de sus hijos y el que tenía que ser su compañero en la vejez—, me dobló de cualquier manera y me dejó caer dentro de un cajón. Ahora, solo soy un pañuelo descolorido que no rodeará su cuello otra vez.
 

POCA BROMA

Miren Hormaeche Fano

Han saltado cinco hombres con mascara y tricornio del interior de un Seat Panda, el sexto se ha quedado al volante con el motor en marcha. Todos se cubren con largas casacas, han sustituido el corbatín por un pañuelo rojo y llevan en la mano una vara de espuma con la que reparten estopa a diestro y siniestro.
—¡Que nadie se haga el valiente! —ordena «el Barbas».
—Ya estas vaciando la caja, bonita —dice Napoleón.
Los cabezudos han entrado dando voces y, contagiados del espíritu festivo, los empleados y clientes de la oficina les ríen la gracia.
En la terraza del café de en frente la brisa agita las páginas de un periódico olvidado.
<>, reza el titular. En la foto de portada aparecen Verrugón sonriente con una escopeta sobre el hombro y Caravinagre diciendo «pum» mientras apunta al lector con dos dedos.
 

MOMENTICO

Miren López Peralta

Que si,que hay un ambiente diferente, mientras sueño con mi habitual vuelo mañanero….
Los pájaros y las pájaras tienen un vuelo maravilloso, están como bailando!!!
El cantar que tienen, esta revolucionado, incontrolado y a la vez programado.
Sobrevuelo la zona verde por excelencia de mi ciudad, ardillas cantando,patos y patas aleteando sus alas, como aplaudiendo a algo que intuyen que será maravilloso. Ciervos y ciervas haciéndose arrumacos y preparándose para saltar de emoción…
Intuyen,presienten, huelen la alegría y emoción de todo y todos los que les rodea….
Pero oye!!! Desde una pequeña y fea ventana de la vieja ciudad,unos ojos llorosos y tristes también suplican al cielo,humeante de un reciente estruendo en el medio día de un seis de Julio,que ella también quiere volar, bailar, cantar,aplaudir y quiere hacerse arrumacos con un bello y apuesto maullador…
La gata del tercero…la gata del tercero necesita sentir lo que sienten sus compañeros de especie,lo que ve que sienten….e intuye que pronto le pasará a ella.
Cli clic….un bello y apuesto palomo,un lazo rojo al cuello, otro sobrante en el pico ….

 

MOMENTICOS

Miren Oyarzun Goldaracena

¡Horas!¡ San Fermín ya está aquí! ¡Qué decir! que vuelven los momenticos:
El chupinazo cuando todo estalla y tras los gaiteros, primer brindis con sorbete de limón de Gazteluleku.
La procesión y esa jota al santo moreno con la que más de una lagrimilla se escapa.
Bailar con Toko Toko y Braulia al ritmo de Candombé para José.
Las comidas en la Servi o almuerzos en el Katachu con la cuadrilla y luego, ¡pues hasta que el cuerpo aguante!
Las salidas de las peñas, los partidos de pelota, el estruendo…
Bocata viendo los fuegos, los encierros, conciertos, las dianas…
Días de emoción, alegría, devoción, de ganas de reír, disfrutar y días de nostalgia por los que ya no están… por ese balcón sin su silla, por esos ratos en el Cali, por ese tendido número siete… mi primer brindis para ellos.
Días de reencuentros, de primeros recuerdos, de bailar la Era en la plaza del Ayuntamiento, a cuatro pasos una batukada y terminar con Madonna en la plaza del castillo, de bocadillos en el Jesús Mari, de confesiones, de emocionarse porque sí, de noches de luna llena o sin ella, de la traca final y que amanezca sin querer ¡Días de sentir y vivir!  


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LA DUDA

Miguel Angel Torres Abreu.

“La Duda”

– ¿Te alcanzo, con el cuerno? Me pregunto.
– No, solo me rasgo la camisa.
– ¿Por qué corriste, delante de ese animal?¡ Es peligroso y grande! Con solo tocarte, te arrastraría.- Me dijo, mientras yo, entraba por sus profundos ojos fijos y me retraba en su asombro.
– Practico, practico, quiero hacerlo en Pamplona. En los Sanfermines.
-¿En España?¿En serio, de Cuba, a España, a Pamplona?. Y se reía de mí.
– Pues apure el trago y corra, ya siento bulla, los toros deben estar al entrar en Estafeta. Ah tome su pañuelo rojo, no sea que lo olvide.

 

UNA DAMA VIENE A VERTE

Miguel ángel Moreno Cañizares

Escogió la corbata que mejor combinara con la camisa azul, el traje gris antracita hecho a medida y los zapatos de ante. Se aplicó unas gotas en el cuello de aquel perfume amaderado, regalo de su nieta, y se sirvió un pacharán que reservaba para las ocasiones especiales antes de dar por concluida la ceremonia. Quería estar chisposo. Se detuvo ante el armario, donde estaban perfectamente colocados el pantalón y la camisa blancos, la faja y el pañuelo rojos, y en la parte de abajo las alpargatas desgastadas por tantas carreras.
Se observó un buen rato ante el espejo enumerando sus arrugas y comprobó que seguían siendo muchas. Incluso hoy, víspera del patrón. ¡Otra vez la maldita tos!
¿Estaba realmente listo para la visita? Se preguntó. Quizá era demasiado pronto. A decir verdad, nadie se considera preparado para recibir a tan distinguida invitada, se justificó. Ella estaría a punto de aparecer. Era tarde para arrepentimientos. ¡Además, qué mejor fecha que un 6 de julio!
— ¿Le apetece una copa, señora?— ensayó con voz trémula anticipando el encuentro con la dama de negro— No te obsesiones— se dijo— Aunque, si falta algún requisito, igual te prorroga la vida para que disfrutes de tus nonagésimos sanfermines. 

VEGA

Miguel ángel Gutiérrez

El zumbido de la alarma le sobresaltó
y corrió a mirar por la ventana de su nave espacial.
Dentro de un minuto casi rozaría Vega,
el segundo astro más brillante del Hemisferio Norte.
Hallarse donde ningún otro ser humano había llegado nunca,
hizo aflorar en él recuerdos de felices noches de verano,
observando aquella estrella tan hipnótica,
mientras mantenía largas conversaciones
con su amor.
Lamentó con todas sus fuerzas
haberse embarcado en una misión interestelar,
porque ni siquiera ser el protagonista
de la mayor epopeya de la Humanidad
iba a compensarle de estar a veinticinco años luz
de la persona que amaba con locura.
Su particular extraterrestre,
con quien tantas veces bromeó diciéndole
que ella había llegado a la Tierra
desde más allá de esa fulgurante estrella,
la misma que ahora, con su luz poderosa,
le cegaba los ojos, bañados en lágrimas,
quizás las últimas de aquel viaje sin retorno. 

FIESTA BRAVA

Miguel ángel José Segurado

Eran las ocho menos cinco de la mañana del 7 de julio, un gentío convulsionado esperaba la suelta de toros; yo estaba ahí como turista y participar de la encerrona. Era un sueño que se me iba a realizar ese día cueste lo que cueste. Desde aquella vez que leí “Fiesta” de Hemingway tuve una obsesión con la Fiesta de San Fermín. Miré nuevamente el reloj, las manecillas daban las ocho y la suelta fue tan puntual que al girar la cabeza una docena de toros se venía hacia mí; no sé qué pasó, desperté en una gran casa con muchos pasadizos y un grito desgarrador se apoderó de mis sentidos; un viejo hombre vestido de blanco con boina roja me dijo que estábamos en la casa de Asterión el famoso Minotauro, que corriéramos lo más rápido posible porque quería devorarnos.
El miedo paralizó mis piernas, los gritos eran cada vez más estentóreos; me tomé el hombro, estaba salido de lugar y un fuerte golpe en la cabeza me hizo perder el sentido.
Escuché una voz, era nuevamente ese hombre diciéndome algo en euskara, luego pasó al castellano preguntándome cómo me sentía, porque que un gran toro me había llevado por delante.
 

TRES AMIGOS EN LA CARRERA DE SUS VIDAS

Miguel Rafael Pérez Hernández

Julián corre con el aliento entrecortado, esquivando a los toros que le siguen de cerca. Mira hacia atrás y ve a Marta, su novia, que también participa en el encierro. Ella le sonríe y le hace un gesto con la mano. Julián siente una mezcla de orgullo y miedo. ¿Qué hace ella aquí? ¿No le había dicho que se quedara en el hotel?
De pronto, un grito le hace volver la cabeza. Es Fermín, su mejor amigo, que ha tropezado con un mozo y ha caído al suelo. Los toros se acercan a él, amenazantes. Julián no lo piensa dos veces y se lanza a ayudarlo. Lo agarra por el brazo y lo levanta justo a tiempo de evitar una cornada. Fermín le agradece con lágrimas en los ojos.
Los tres amigos se abrazan y siguen corriendo hasta la plaza de toros, donde les espera la multitud. Han vivido una experiencia única e inolvidable. Han desafiado a la muerte y han salido victoriosos. Han celebrado las Fiestas de San Fermín como nunca antes. 


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ESPERANZA

Michel Platón Gómez Cambronero

No se había cansado de vivir, en realidad se había cansado de sufrir. Con la mente fría decidió que era hora de poner fin a su estancia entre los vivos, ya solo le quedaba elegir cómo. Tenía claro que no quería una muerte insulsa, pensaba irse por todo lo alto y no se le ocurrió otra cosa que viajar hasta Pamplona y dejarse caer en mitad de un encierro para que los toros y la muchedumbre le regalaran su billete al más allá. Pero de madrugada, una vez en el callejón, se contagió del entusiasmo de los que le rodeaban y pensó que no se rendiría tan fácilmente, que plantaría cara a la muerte enfrentándose a ella con todas sus ganas. Sonó el chupinazo y corrió con el corazón saliéndosele por la boca, con las lágrimas cayendo por sus mejillas, mientras las imágenes de su vida pasaban por su mente como una película; empujones, codazos, algún que otro susto y en un abrir y cerrar de ojos, sin saber bien cómo, pisó la arena de la Monumental y una alegría indescriptible se apoderó de él: seguía vivo, debía de ser por algo. 

ESTABA BAILANDO

Miguel Marrero Medina

Una vez hice un amigo muy lejos de casa y me ayudó a olvidar que lo estaba. Así que en agradecimiento, le invité a mi isla. Vino a Tenerife, y le enseñé las mejores playas, la belleza de la laurisilva y toda la gastronomía que pudo aguantar. “Nunca invites a tu casa a nadie a cuya casa no irías de invitado”. Tríptico como siempre, me dijo eso antes de invitarme a visitar su ciudad: Pamplona. Además, me obligó a hacerlo en un momento específico: del 6 al 14 de julio. Me agradaba la idea de estar en San Fermín, por lo que no opuse réplica. Amo a Hemingway, ¿que más puedo decir?

Como es costumbre en mí, pese a tener tiempo suficiente, llegué justo. Me desperté en el avión e instantáneamente, me estaba poniendo el pañuelo rojo alrededor del cuello. Los amigos de mi amigo, se convirtieron rápidamente en mis amigos. El ambiente festivo, los vasos de vino y la gente sin parar de bailar por la calle me llevó en volandas. Tenía la satisfactoria sensación de vivir algo nuevo, mientras a la vez, la reconfortante sensación de hogar. Aún mi familia no se cree que no vi ni un toro. Estaba ocupado bailando.  

FIJO DISCONTINUO

Miguel Salvador Muñoz

El sentido del oído prácticamente le ha abandonado, aunque a lo lejos aún cree percibir el sonido del Txupinazo. Un escalofrío recorre su cuarteada piel. Es consciente de que este año no verá los encierros, tiene asumido que sus recuerdos jamás ya se trasladarán a la época en que anhelaba el encuentro con los astados en una mezcla de temor, euforia y orgullo. Pero lo que más le entristece es no poder ver a su nieto correr el encierro por primera vez.
Nota que sus ojos poco a poco se le cierran, sabe que se va, pero no tiene miedo.

Despierta rodeado de una neblina, una figura imponente viene hacia él, no sabe por qué, pero tiene la certeza de que es San Fermín. Su primera reacción es darle las gracias por el percance que tuvo en 1983, un astado casi lo empitona, su quite le salvó. San Fermín sonríe al tiempo que le entrega un capote. La felicidad se instala ya en él para toda la eternidad: nunca hubiera imaginado que el santo tuviera subalternos.

 

¿Y LOS TOROS? MAMÁ

Miguel ángel Cordente Triguero

Pocos periódicos y ninguna televisión dieron la noticia; mi abuelo jura que fue para no asustar. Lo cierto es que a mediados de junio una patera con veinte hombres, doce mujer, dos de ellas embarazadas, y cinco críos, uno aún bebé, llegó al Cabo de Gata. Los hombres que los esperaban los subieron a un camión y les avisaron de que guardaran silencio y las ganas de hacer pis.
Poco antes de llegar a la frontera francesa, avisaron al conductor de la presencia de un control policial. El camión circuló por una carretera provincial, luego por una senda de tierra, poco después se detuvo.
— Salgan todos.
Los migrantes salieron al campo, caminaron durante horas, aguantaron la sed y el hambre, hasta llegar a las murallas de una Ciudad. Llamaron a las primeras casas y pidieron agua y comida. Algún ciudadano se la dio, otros les rehuyeren, otros llamaron a la policia foral.
El primer grito salió de la garganta de una de las mujeres embarazadas, un bebé lloró, un hombre se quejó: nunca debimos abandonar Sudán. Todos corrieron por las calles de la Ciudad.
En la plaza del Ayuntamiento una vecina cogió en brazos a su hijo, apartándolo.
— ¿Y los toros?, mamá
 

UN BALCÓN, EN MERCADERES

Miguel ángel Villanueva Pinillos

-Hay revistas de decoración que presentan los balcones como si fueran el templo del Taj Mahal, ¿no te parece que aquí cabe un huerto vertical y un pequeño sofá de palés? – dijo en voz alta, para poner sonido a su enfado.
-No lo veo claro, bonita- concluyó Javier.
Cuando Matilde estaba mosqueada sólo podía pararle la locura, cogía carrerilla y no retrocedía el genio hasta pasado un tiempo muy largo. Algo que no se medía en segundos, ni cambios de luz, sólo en lo desmesurado que era su empeño. Una vez aprendió a carburar Vespas con Braulio, su vecino que tenía un pequeño taller.
Lo extraño de aquel enfado era la fecha, en vísperas de Sanfermines, tiempo de banderas blancas en casa. Había planchado los pañuelos y sacado la ropa. Además, tenía las alpargatas, que aunque se quedaban pegadas en los adoquines de su calle Mercaderes eran indispensables. Estaba tan cabreada con el mundo que tenía asustado a Javier. Matilde era capaz de alquilar el balcón o proponer un cambio estructurar en el edificio, para coparlo de ventanas. Todo, antes de llorar por su amiga que había olvidado las fiestas, los encierros y el caldico con el que amanecían juntas, en el balcón.
 


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LA MOTO QUE QUIERE A LOS TOROS. (FANTASÍA ANTE LOS SANFERMINES)

Matías Noguera Prisuelos

3 de Julio de 2023.

–Pues sí –dice Mikado, la preciosa Honda CB 1300 que, con veinte años en sus cilindros, sigue como el primer día–. En Pingüinos me dijo una Triumph que es un espectáculo sublime, para ver al menos una vez en la vida.
–A ver, Mikado ¿dices que te gustan los toros? – pregunta Elías a su moto, en una de sus conversaciones.

–No te extrañes –contesta esta–. La mayoría son negros y potentes, nobles si los entiendes, y peligrosos si no sabes tratarlos. Vamos, como yo, así que… a Pamplona.

–Bueno –dice él—, hace años que no vuelvo por la vieja Iruña. Nunca en Sanfermines. Ya toca.

–O sea –el faro de la Honda refleja mosqueo— Que tú estuviste en Pamplona, pero no conmigo.

–Pues sí, Mikado, sí –dice Elías—. La última, con tu antecesora. Pero no te quejes, que te he puesto “dos rulas nuevas”.

–Ya –reconoce la Honda–. Pero eso es también por ti, para estrujarme en las curvas. Por cierto, una vez en Pamplona… ¿estaré cerca de la barrera, para ver los toros?

–Dudo que sea posible –aduce Elías–, pero si se puede…
 

EL COCHE AZUL

Matilde Bello Orozco

Abrió la caja, cogió varias piezas del lego y construyó la pista a los pies de la cama, la desplazó por debajo y la hizo reaparecer en una cerrada curva antes de la recta final.
El coche amarillo fue el primero en cubrir el itinerario. ¡Chupado! Imprimió más aceleración al rojo, que derrapó en la curva mientras gritaba ¡hiiiiiiiii!, para avistar enseguida al geyperman que señalaba la zona de estacionamiento.
El último era el azul. Su favorito. Un descapotable con brillantes llantas plateadas que volcó al entrar a toda velocidad por el túnel imaginario. Tuvo que meterse bajo la cama para recuperar las piezas.
—Josete, te dejo la ropa —advirtió su madre entrando en la habitación—. Vístete que nos vamos al chupinazo.
—Yo no voy a ninguna parte hasta arreglar mi coche —se enfurruñó.
Consciente del tozudo carácter de su hijo, la madre se interesó por el desastre.
—Déjame ver… Se han desencajado las ruedas, pero ya está. ¿Ves? ¡Listo!
Josete, ahora solo Jose, recordaba su primer chupinazo deslizando su coche azul por la txapela de su padre, que lo llevaba a hombros.
Y así lo rememoraba en el multitudinario pregón…, deseando que aquella inocencia le permitiera olvidar el tembleque de sus piernas.
 

PAÑUELO ROJO

Meda Herrera Arauz

Sonreía al coger mi mano derecha y entrelazar nuestros dedos, cada muñeca rodeada del pañuelo rojo. Estábamos preparados para gritar: «Viva San Fermín, Gora San Fermín» y, por un instante entre suspiros volví mi vista nuevamente a sus manos, las bese y juntos gritamos para dar inicio a la mayor fiesta del año.
Entre calles estrechas de Pamplona, ondulaba su cabello al compás de la música. Nuestras vestiduras blancas hacían la unión perfecta de un amor puro que nació hace más de cincuenta años y hoy, un día como hoy 6 de julio, vuelvo a ver sus manos, esta vez con arrugas y un sinnúmero de historias contadas de cada fiesta vivida. Cojo su mano nuevamente y la invito a bailar despacio, lentamente, pero esta vez ya con el pañuelo rodeando nuestros cuellos y al gritar, la miro a los ojos diciendo: «Te amo cada día más» «Gora San Fermín que es y seguirá siendo testigo de este amor». 

MADRE

Mercedes Castaño Bellón

7 de julio
6 de la mañana
noche en vela
no es la juerga de otros años la que me mantiene despierta
la estafeta es una calle larga
mi hijo
va a correr por primera vez el encierro
dieciocho años…
el verano del año pasado y del anterior fueron las vaquillas de las fiestas de Navarra
Hoy
ha llegado el día
7 de la mañana
late el corazón en su pecho
los toros duermen en corralillos
su cuerpo
bello
fuerte
ágil
el vapor asoma por la puerta del baño después de la ducha
la ropa blanca y bien planchada
desayuno
silencio
amo el encierro
toda nuestra vida en estas calles del casco viejo
mi niño empujando su torito de ruedas
ten cuidado
mis ojos vidriosos
sus ojos burlones
y sonrientes
7:40 de la mañana
frente al espejo
el nudo en su pañuelo
ajusta el cordón de sus zapatillas
guiña un ojo
respira profundo
y finalmente cierra la puerta
abro el balcón
vibra la calle
duele el corazón en mi pecho

 

SUEÑO SANFERMINERO

Micaela Garín Sapula

Soy nacida en Argentina, de la cual estoy orgullosa,
Pero mi sangre desciende, de Navarra, Tierra Hermosa!!!
Quisiera poder viajar, y estar en el ayuntamiento
Cuando lanzan el cohete, poder disfrutar el momento
Es que anuncia la llegada, de esas fiestas tan ansiadas….
Como cuentan mis abuelos, es muy lindo ver a todos,
Anudando sus pañuelos, colocados en el cuello.
Así comienzan las fiestas, con mucha algarabía
Verás pasar a las peñas contagiando su alegría
Cada uno con su atuendo y su música elegida.
Al otro día temprano, a buscar ubicación
Es que empieza el encierro, con mucha preparación,
Y veras a los guapos pidiendo, al santo su bendición.
Y después de ocho días, se viene un triste momento…
En la plaza del ayuntamiento, se canta el pobre de mí,
Es que se han acabado las fiestas, de San Fermín…
Tal vez muy pronto llegue, ese día tan ansiado,
Y poder decirle a todos, mi sueño se ha concretado.
Ha sido una gran experiencia, donde me llené de emoción,
Porque a Navarra la llevo prendida a mi corazón!!!
Después de este hermoso viaje, qué más puedo pedir?
Si he disfrutado las fiestas del glorioso San Fermín!!!

Micaela Garín