IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


HOY VENGO A VERTE

Manuel Ruiz

Hoy vengo a verte como todos los años. Tenemos una cita.
¡Tantos años corriendo entre pitones de los morlacos ¡ . He corrido muchos encierros delante de todo tipo de toros , peligro y corredores inexpertos .
Es diferente en tu casa . A Pamplona venimos de cualquier parte del mundo, a esta ceremonia atávica de valor y adrenalina . Aquí nos vemos muchas gentes, cuyo único nexo es venir estos días a correr y correr, delante de una manada casi desbocada que busca una salida , ¡ qué locura ,no ¡ .
Este año las cosas han cambiado bastante desde que nos vimos por última vez. No voy a poder correr en la Estafeta , o en Mercaderes como siempre. Lo veré desde la barrera.
Tengo un toro cobarde y peligroso , que va dando derrotes por mi cuerpo; quiere darme una cornada mortal , casi lo consigue. Ya me ha dado unos cuantos pitonazos , pero aún no me ha cogido. Tengo que llevarlo a la plaza y lidiarlo. Nunca me has fallado en los momentos difíciles y en este envite también necesito tu capote , guía y bendición .
¡¡Viva San Fermín!!

 

EL MILAGRO

Pablo Lorente Muñoz

Nadie lo sabe a ciencia cierta, pero empiezan a sospechar que tan solo fueron unos segundos. No hay pruebas, ningún aparato electrónico captó el momento, aunque el comisario de la Policía Foral y el enviado por la curia vaticana para investigar lo acontecido tienen la certeza.
Nadie recuerda nada, razón por la cual, los dibujos de los niños son aún más incomprensibles; todos los niños han dibujado lo mismo, sería imposible que se hubieran puesto de acuerdo.
Por el número de heridos se piensa que el escenario era el peor posible, ni siquiera en los simulacros de emergencia que se preparan para las fiestas pudieron suponer que las cosas se podrían poner tan feas; hubiera sido una tragedia de proporciones épicas. Pero a las 8 horas y un minuto el tiempo se detuvo, o al menos, a esa hora es cuando se cortan simultáneamente las imágenes de todas las cámaras de seguridad.
Los niños dibujan a un hombre moreno que rescata personas, tapa heridas o vuela. Los trazos de su faz son idénticos en todos los trabajos. También la mano derecha levantada en señal de bendición. Solo los niños pudieron asistir al milagro, aunque no recuerdan nada, solo sienten perpetua bondad en sus almas.  

LA SOMBRA DE HEMINGWAY ES ALARGADA

Santiago Navajas Gómez De Aranda

Los norteamericanos buscan el golpe de adrenalina de un deporte extremo, como el rafting o la escalada libre, entre los cuernos de un Miura al final de la cuesta de Santo Domingo. Sin embargo, Hemingway dejó escrito «La Fiesta de los toros es una tragedia». Pero Hemingway no hacía sino repetir un cliché que había escuchado a Richard Ford. El escritor que llegaría a ganar un Nobel no era más (dijo Orson Welles) que un entusiasta machista y no entendió nada de la cultura española a la que veía de manera folclórica y superficial. Como tampoco comprendió lo que pasaba, hasta que fue demasiado tarde, el muchacho de Wisconsin al que «Hemingway» -negro zaíno, 602 kilos, ganadería de Torrestrella- ensartó en la esquina al final de Mercaderes, donde el recorrido hace un ángulo recto para enfilar Estafeta. Joven admirador de Hemingway que vienes a Pamplona, cuídate si coges la curva por la izquierda. No sé si habría que prohibir las corridas de toros pero sí los relatos de Hemingway sobre San Fermín. Al menos, en Wisconsin. Esa misma tarde, «Hemingway» salió triunfante de la plaza con dos orejas menos y el rabo sanguinolento arrastrado por la arena.