IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín


EMPIRISMO DESBORDADO

Rubén Peña Fernández

Poco se habla de los heyokas, los payasos espirituales de las antiguas sociedades indias norteamericanas. A los oídos de la Liga de Artistas Surrealistas Navarros había llegado un dato sobre ellos: se dedicaban a hacer todo al revés. Tal información resultó lo bastante sugestiva como para que Santiago Ogaitnas, portavoz de la liga, invitase a un heyoka lakota al San Fermín de 1928. Las siguientes palabras corresponden a un extracto de la crónica realizada por el mismo Ogaitnas acerca de la visita:
«Magnífico fue comprobar que ni sus ropajes, ni su tez, ni su costumbre de caminar de espaldas desentonaban entre la algarabía. Aquel tipi sosteniénose en la hierba por la parte picuda embellecía aún más el oasis de la Taconera. No obstante, el histrionismo que emanaba no era incompatible con una notable delicadeza. Gracias a sus profundísimos ojos negros pudimos apreciar la fascinación que le causó el paso de los Gigantes y Cabezudos o cómo le invadía la solemnidad ante una jota callejera. ¡Qué universales son la camaradería y el arrojo! Pues, la mañana del once de julio, Tanokyoali nos regaló la manera más poética de correr los encierros nunca jamás contemplada […]».
 

POR FAVOR, INSISTO

Alex Merino Aspiazu

Pasa, por favor, no te quedes en la puerta, aquí todos somos bienvenidos. Porque eres mujer, porque eres hombre, porque eres como eres, bienvenido. Porque eres alto como la iglesia de San Saturnino, porque eres bajo como el niño que asiste a su primer encierro, bienvenida. Porque te gustan las pochas con chistorra, porque te gustan los chicos, porque te gustan los espárragos de Navarra, porque te gustan las chicas, bienvenido. Porque eres de aquí o de allá o de ninguna parte, o porque el mundo es tuyo, bienvenida. Porque el pañuelo rojo te sienta tan bien y el atuendo blanco volverá a casa descolorido, bienvenido. Porque en Estafeta encuentras vida y en la Plaza de Toros aventura, y porque la vida sin aventura te parece menos vida, bienvenida. Porque prefieres el resguardo de la barrera y nada de esto sería posible sin el calor de los observadores, bienvenido. Porque viva San Fermín pero, pongámonos serios, por encima de todo viva tú. Por favor, insisto, pasa y únete a la fiesta. Porque esta es tu casa y tú parte de nuestra familia. 

EL ÚLTIMO TERCIO

Miguel Uriz Tirapu

La tarde se sucedía y el sol se iba escapando del tendido. Mis ojos marrones de un niño de catorce años miraban con asombro y admiración lo que se acontecía en la arena. El matador gaditano se reponía de la voltereta que le había propinado el cárdeno que debía lidiar. Se levantó, miró al frente y brindó la faena al público. Todo el ruedo estalló de júbilo. Miré a mi abuelo y él exclamó-“¡Vamos, vamos!”. Yo, de forma inconsciente, repetí sus palabras.
La Pamplonesa comenzó a hacer sonar “Ayamonte”, una sensación extraña recorrió todo mi cuerpo desde la cabeza hasta la punta de lo pies. Las peñas en el tendido de sol aplazaban la juerga y toda la plaza arengaba al matador. Él estampó las dos rodillas en la arena y comenzó a dar pases con la muleta, el público, totalmente sobrecogido, gritaba emocionado-“¡Vamos maestro!, ¡Bravo!-.Yo como aquel Hemingway que visitó esta ciudad por primera vez en el año 23 miraba absorto y gustoso lo que se acontecía en el ruedo. La faena terminó de la mejor manera, el matador levantó a toda la plaza y los pañuelos, rojos en este caso, se agitaban por todo lo alto.Jamás lo olvide.