Enero


Esta lluvia pertinaz que inunda los adoquines de estas calles hoy vacías, con olor a castañas, a próximos juegos, Olentzeros, Reyes, ilusiones mil para paliar tanta tristeza, los inviernos entre las paredes de estas idas y venidas se hace eterno, la luz parece dormida en otros extraños lugares, sólo voces contando lo que resta diluye la atonía en un canto de esperanza, ¡parece tan lejos! todo queda oculto bajo los paraguas y abrigos que tanto tardan en desaparecer, sin embargo, en las trastiendas de las peñas, todo sigue el calendario previsto, reuniones, tertulias, francachelas, todo tiene que ir quedando perfilado para cuando toque, pensar en otra estación parece arriesgado, dejar todo para el último momento no es posible, el nerviosismo cunde si los plazos no se cumplen, en palabras de nuestro amado don Quijote, todo llegará exclama la razón, mientras tanto, la ciudad, sigue ajena a tanta inquietud, el balcón con sus banderas parece dormido, la plaza, vista así, imposible, en la parada del autobús, dos adolescentes abrazados debajo de sus prendas de abrigo, se cuentan cómo fue su última corrida.