Peñas


TXIKITO

Txikito era un hombre peculiar. Tan pequeño de estatura como grande en corazón, era gran amante de la juerga y, por lo tanto, para él los sanfermines eran su mayor ilusión.
Sus años nos dan para multitud de anécdotas; como aquella de al cumplir años en plenas fiestas, su cuadrilla se juntaba en su casa para cenar y celebrarlo con su madre de anfitriona aunque él nunca aparecía, ya que seguía de juerga.
Él comentaba que en Sanfermines casi no salía de la calle Jarauta, que simplemente se asomaba hasta la calle San Lorenzo a ver los fuegos artificiales y que luego volvía. Así hasta el catorce.
O que en fiestas de Tafalla dejaba su bolso en una pensión, que recogía a los dos días sin tocar ni aparecer por allí. Él afirmaba, siempre dudamos de esa versión, que no llegaba al pulsador del segundo piso y que la del primero tenía muy mala leche y no le abría.
Iba coleccionando anécdotas hasta que una enfermedad las frenó en seco. Esto le impidió seguir con sus juergas pero no la fiesta.
Probablemente cualquiera en su situación hubiéramos huido de la ciudad durante las fiestas al no poder vivirlas como siempre lo habíamos hecho pero él, no. Las empezó a disfrutar de otra manera. Siguió sin perderse una. Continuó yendo a todas las cenas de escalera y allí donde había un acto de federación de peñas o de la peña Anaitasuna acudía, aunque fuese solamente a ver que se cocía por ahí. Él era sanferminero en vena y no podía dejar de serlo.
Hace unos días nos dejó para siempre.
En estos tiempos en que no sabemos dónde está el bien ni el mal, no sé si te habrán enviado al cielo o al infierno pero lo que sí estoy seguro es que allá donde hayas ido estarás disfrutando de San Fermín a tu manera y lo llevarás junto a tu Peña Anaitasuna en el corazón.
Goian bego, Txikito, beti gure artean egongo zara.


Casi casi tan bien como nosotros…

El Otoño ya ha llegado, y por lo tanto ya estamos totalmente inmersos en la parte más ardua de la travesía del desierto sanferminera.  El doloroso caminar por esta travesía se repite anualmente durante 3 meses. Día a día. El “txupinazo” de la travesía coincide con el “pobre de mi” de las fiestas de sanfermín txikito, y el “pobre de mi” de la travesía coincide con el “txupinazo” del nuevo año.

¿Txupinazo de año nuevo?

Así es. Coincidiendo con el primer peldaño de la escalera, el concierto de Año Nuevo incluye en el programa la Marcha Radezky, que es interpretada por la orquesta Filarmónica de Viena.  a modo de txupinazo.

Sin duda la similitud es grande entre los grandes maestros de la filarmónica y los virtuosos de las charangas, por lo menos en cuanto a su devoción por la música y capacidad interpretativa. Para más de uno, la única referencia a la Marcha Radezky es aquel sonido lejano que le sitúa en el coso taurino, entre toro y toro, o durante la faena (aunque dicen que tocar durante la faena no está muy bien) y es interpretada por nuestras charangas. Esa que no es ni la chica ye ye, ni kortatu, ni el rey… sólo instrumental  y que se acompaña con el conocido la, la, la, la….

Aquí os la traigo, y aunque el público no esté en los toros parece que también se lo está pasando muy bien, casi casi tan bien como nosotros…

Ya falta menos!.


Apocalipsis SF 1

Decía mi colega sanferman la semana pasada en este mismo blog que no quería ser apocalíptico.

Qué va, ni un poquico…

Como quiera que aún faltan unos días para dilucidar estas discrepancias donde hay que hacerlo, alrededor de mesa y mantel, aprovecho estas líneas para echar leña al fuego y seguir con el debate.

Afirmaba sanferman que cinco son los pilares de nuestra fiesta, a saber, la religión, el comercio, el toro, el folklore y la indumentaria. Sin negar la importancia de estos elementos, creo que mi querido colega olvida el auténtico pilar, el único, diría yo, que no es otro que el alcohol. Sin este, nada de lo demás tiene sentido.

Aún así, sanfer exponía con su habitual rotundidad que esos cinco pilares están en peligro.

Afirmaba sin rubor que hay ateos que creen en la existencia de San Fermín (sic) y yo le rebato que son más los católicos que no van a misa y más aún los que no entienden a aquellas personas que se empeñan en exigir a un alcalde que vaya a misa. Conviene recordar que nos encontramos ya en un siglo XXI bastante avanzadito.

Respecto a lo comercial, tal vez no se vendan ya demasiados caballos (de todos modos esta ha sido siempre una actividad celebrada en el extrarradio) pero no hay duda de la importancia que tiene la vertiente comercial; así, Pamplona ha desarrollado y potenciado una industria hostelera, sacrificando a un barrio y a su población en beneficio de un lobby poco preocupado por los efectos perniciosos que crean en el ser humano, no solo durante San Fermín, sino sobre todo el resto del año. Si en vez de ocupar y contaminar calles y oídos contaminaran ríos, ya habrían sido desterrados al extrarradio hace años, haciendo compañía a los caballos, curiosamente.

Que lo taurino atrae menos a la juventud es discutible. Hay que ver si la ha atraído en el pasado. Lo que sí salta a la vista es que resulta menos habitual el veinteañero que se saca el abono completo para la Feria del Toro. Con dos o tres días les basta. Y es esta actitud del con dos o tres días suficiente la que sí que está minando el espíritu pamplonés de la fiesta. El nativo está abdicando de los sanfermines. Disfruta de dos o tres días y luego huye, abandonando la ciudad a lo peorcito del hooliganismo peninsular y continental. Pero este es otro tema…

Tampoco creo que el folklore ande en peligro. San Fermín es una fiesta eminentemente floklórica y si ha alcanzado cierta fama internacional ha sido gracias a su pintoresquismo. Y la gente sigue viniendo y a los aborígenes nos siguen gustando jotas, txistus, dantzas, gigantes o encierros.

Y respecto a la indumentaria, es evidente que ese blanco tan bonito sigue triunfando. Hasta los adalides del mal gusto y los colorines horteras se visten de nuevo de blanco en cuanto el último periodista y la última cámara abandonan la Estafeta a las 8:45.

Así pues, pocos motivos veo yo para el alarmismo, y menos para ver oscuras conspiraciones que quieran acabar con nuestras esencias, si es que puede calificarse de esencia cocerse durante nueve días seguidos.

Sobre lo que no me cabe duda es sobre un hecho natural. Vamos envejeciendo, cada vez nos quedan menos sanfermines por disfrutar y nuestra perspectiva cambia. Tal vez no sea la fiesta la que esté cambiando, tal vez sean nuestros cuerpos y nuestras mentes las que varían con el tiempo.

Pero qué queréis que os diga.

Yo cada vez me lo paso mejor.

Sobre todo si tengo a sanferman cerca.

 

 

PD.- Ya que se menciona un libro blanco de los sanfermines, por favor, que sea blanco y rojo.

 

 


Comida en la calle 3

Desde hace unos años se celebra hacia final de fiestas, este año fue el día 13, la ya tradicional comida en la calle San Francisco de las peñas que se ubican en la misma, bien sea de forma permanente o de forma temporal para Sanfermines. En su inicio, en el año 2012, nos juntamos unas doscientas personas de las peñas Anaitasuna y San Fermín y de la Sociedad Gaztelu Leku y esa iniciativa se ha ido manteniendo y esperemos que perdure en el tiempo.

En estos pasados Sanfermines cambió algo la configuración, ya que, además de las ya citadas peñas, se unieron otras dos Sanduzelai y Donibane, desapareciendo la Sociedad Gaztelu Leku, y el número de comensales se duplicó con respecto a ese primer año. La ocupación de la calle fue total desde su arranque en la plaza homónima hasta el cruce con la calle Mayor.

A lo largo de estos años ha habido anécdotas, como el nulo control que teníamos de la posición del sol conforme avanzaba la comida, cosa que se corrigió para años posteriores a la hora de elegir sitio, como la de un joven escritor navarro cuando la ETB quiso pedirle su opinión, en directo y de la comida obviamente, y este se hizo un Umbral respondiendo que «he venido a hablar de mi libro».

Este año, el mayor protagonista fue el tiempo más propio de otoño que de julio, que incluso nos ofreció un previo de la caida de las hojas del árbol del patio de las Teresianas.

Esperemos seguir disfrutando de esta comida de hermandad entre vecinos de calle y, si no es mucho pedir, que el tiempo nos acompañe. Y, por cierto, se come bien.


Échando la vista atrás 2

Aprovecho la vía que recientemente abrió sanferman para recordar los inicios del blog. En este caso los míos. A finales del 2.010, los creadores del blog  se pusieron en contacto con varios comentaristas habituales para que participaramos en el mismo escribiendo artículos y no solo comentándolos. Era una época en la que la repercusión del blog era menor, pero en la que los artículos solían tener 7-8 comentarios de media. Los viejos lo recordareís, a los nuevos espero que os guste. Os dejo mi primer artículo, que coincidió con una majestuosa cena en una nevada noche de Noviembre.

MI CUADRILLA SANFERMINERA

Al igual que mis compañeros Toko y Josemiguelerico, yo también voy a escribir en mi primer artículo sobre la gente con la que comparto las Fiestas. Algunos formas parte de mi cuadrilla habitual, pero la mayoría son gente que me he ido encontrando en la vida y que comparten mi misma pasión.

Es la gente con la que después de fiestas me junto a cenar el 20 de Julio. Con la que celebro a lo grande el Txikito, porque son las fiestas de los de casa. Son los que mes a mes comparten conmigo cocina, mesa y mantel en las escaleras tratando los asuntos y noticias sanfermineras. Gente que cuando salen los carteles anunciadores me llaman para decirme que no valen ni para tomar por saco y que es una vergüenza y que… bla,bla,bla.

Y cuando se anuncia la Feria y sin tener ni pajolera idea la tachan de barata, que hay que traer a las figuras, que las ganaderías son comerciales, que mas vale que siempre nos quedará eL chulo de banderillas y que se ziscan en La Meca, aunque cuando están  en la andanada o en el tendido les de igual que salga el Bombero Torero y solo están atentos al grito de “illa”, “illa” o últimamente “illo”,”illo”.

Los que a primeros de Junio me dicen que ya han reservado mesa en la sociedad para almorzar el 6 y se nos ponen los pelos como escarpias. Con los que te juntas el 7 para preparar el almuerzo, ir a la Procesión y volver a almorzar. Los que nunca dejan de emocionarse cuando oyen a La Pamplonesa. Los que te agarran del hombro para cantar rancheras en la sobremesa poseídos por los efluvio de las endrinas. Los que sin venir a cuento te dan un abrazo a la salida de los toros porque son felices. Los que durante nueve días piensan que “siguen siendo el rey” a pesar de “ella”.

Son los veteranos que en el vermú te enseñan como eran los Sanfermines hace cuarenta años. A los que el 14 a las 20:30, en La Monumental, se les hace un nudo en la garganta y se les escapa la lagrimilla porque esto se acaba. Los que después del Pobre de mí tienen que arrancarme el pañuelo porque no acepto que llega el final. Los que se juntan conmigo a cenar el 20 de julio….

Mi padre, mis primos, y esta gente, son los que me han enseñado lo que son los Sanfermines, como vivirlos, como disfrutarlos y como quererlos.

Y a estos, desde hace dos años y pico, se ha unido un grupúsculo de irreductibles talibanes sanfermineros, a los que no conozco, y que con sus artículos, historias, anécdotas y batallitas, me han hecho disfrutar de algo más que de mis cinco minutos de sanfermin al día.

GRACIAS !!!