Archivo por meses: septiembre 2018


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LA VÍSPER

Pedro Pastor Arriazu

LA VÍSPERA

Para Saturnino, lo mejor de los Sanfermines era la víspera. Sin menospreciar la ya tradicional exhibición de la antevíspera de los PETA, a la que asistía más por musgo que por antitaurino, el almuerzo en la peña y, ya ambientado, la inmersión en la atmósfera festiva generada por el chupinazo le infundían un optimismo existencial comparable al ascenso del Osasuna o que te toque el euromillón.
Se vistió de pamplonica lentamente, con unción, con el ritual del torero o la novia, del misacantano o el concejal, mientras amedrentaba su imaginación con la inmediatez del primer encierro, en el que pensaba correr, y la endulzaba con Montserrat, a quien pretendía ligarse aprovechando la desinhibición festiva. Lástima que solo se quedase hasta después del encierro, en que cogía el tren a Barcelona.
La perspectiva de tanta felicidad le puso los pelos de punta.
A punto de apagar el móvil, sonó:
—Compañero, una urgencia.
Y con la misma meticulosidad con que se vistió de fiesta, aunque con más diligencia, se desvistió y se puso el traje de bombero para apagar un incendio en un barrio periférico con el que estuvo entretenido hasta después del encierro, la hora del tren de Montserrat.

 

LA TOZUDA LUNA Y EL SALAO SOL

Hilda Esperanza Lozano Espinosa

LA TOZUDA LUNA Y EL SALAO SOL

― ¡Joder!… ¿No ves cómo mi resplandor y la composición de los fuegos a todos obnubila? O ¿Qué dices de mi compañía en los conciertos, y en la colosal charanga que más tarde invade el casco viejo? Vamos… “siempre que no haya rastro de tus puñeteras calenturas”.

―Pero miarma, si má’ brillante’ y hermoso’ son mi’ destello’ que acompañan temprano al cohete y por supue’to dan lú a la mirá de lo’ tensionao’ mozo’ mientra’ entonan lo’ cántico’. ¿Algo que objetá de lo’ felices shiquillo’ al ver de’filà a lo’ cabezuo’?

― ¡Agárrate que hay curva cuando decides dar vuelta y media a la llave de la estufa, pues ni los turistas del trópico aguantan tus exasperados chispeos!

―Tú dirá’ lo que te plajca, pero al meno’ se libran de llevá tanto atavío ojcuresío que de’lucen lo’ traje’ Pamplonica’ por culpa de tu’ cambiante’ posisione’.

“Lo cierto es que aquel día, la tozuda Luna como el salao Sol, dejaron aparcados sus constantes cambios de humor, y a la sazón, terminaron abrazados y cantando a todo pulmón”:

― ¡«ASÍ TIRITEMOS DE FRÍO O NOS DERRITAMOS DE CALOR»! … ¡«EN SAN FERMÍN TODO’ VIVIMO’ LA’ FIESTA’ CON DEMASIADA PASIÓN»!
 

¡ARRANCA!

Daniel Sanz Cordero

Entró por la ventana, jadeando. «¿Pero qué andas?». «¡ ¡Acelera!». «¿Pero qué haces jambo?». Aún sofocado, sin aire, apuntó con el dedo al desconocido en cuyo coche había irrumpido. «¡Que tires! ¡Tira copón!». El chico del Corsa estaba estupefacto, y dirigió involuntariamente la mirada a la patrulla de civiles aparcada junto al peaje. El intruso observó el gesto, e instintivamente gritó como en presencia del ángel de la muerte. «¡No! ¡Eso no!». Acompañó el grito con movimientos de paroxismo, amedrentando definitivamente al mocete. Vibraba, zumbaba como una batidora. «Vale tío….Venga, tranquilo». Abrió su mochila, y el bisoño empezó a gimotear de los nervios. «Hey, pero qué vas a hacer…». «¡A ver!…¿Me dejas?». Javier se vistió de blanco níveo, y sacó de la mochila un fajín rojo, mientras extendía su otra mano al pipiolo. «Javier, madrileño. Coche muerto. Diez kilómetros corriendo hasta aquí. ¿Conoces esto?». «¿»Sal si puedes»? Claro. Soy de Pamplona». «Si no estoy allí con el cohete, Itsaso se irá». Asier se quedó como el Banco Popular: no daba crédito. «¿Eso era?». Y entonces reventó al fin, con una risa exagerada. «Te juro que la quiero de verdad tío. ¿Me llevas?». «Caguen Sos…¡Agárrate!». «¿Si?». «¡Átate pues!». «¡Gracias! ¡GRACIAS! ¡Venga Acelera!». 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

NADA ES ETERNO

David Gregorio Ruiz Gómez

Mikel bajaba del tren después de un largo viaje. Desde la estación podía ver su barrio, en los últimos diez años había cambiado mucho, segurante tanto como las fiestas, tal y como comprobaría en los próximos días.
A pesar de la distancia había mantenido el contacto y pensaba disfrutar con todos sus amigos los momentos importantes. Ya en el almuerzo del día 6 terminó de ponerse al día y totalmente integrado gozó del chupinazo, de la noche, las mañanitas y por supuesto los encierros. Aún corría un amigo que empezó con él y volvieron a hacerlo como en los viejos tiempos.
Pero no sólo vivió la noche sanferminera o los encierros, algunos de la cuadrilla ya habían tenido hijos y no le quedó otra que verse rodeado de silletas junto a Caravinagre y compañía.
Sólo faltaba el último encierro y cantar el pobre de mí. Al día siguiente tenía que volver.
Como todas las mañanas el sol daba una capa dorada a una nerviosa y expectante Mercaderes. Minutos después Mikel soltaba sobre los fríos adoquines su último suspiro con el corazón atravesado por un toro llamado Eterno. No llegó al pobre de mí. Su espíritu quiso quedarse alli, siempre en fiestas. 

¡CORRIENDO!

Rodolfo Antonio Porras Martín

O me coge el toro o me muero del susto. Vivo no salgo. Ni siquiera sé si uno de esos viene detrás de mí, ¡tampoco voy a voltear! ¡Ayayay! ¡Ahora sí escucho el tacataca de las pisadas! ¡Voy a morir! ¡Voy a morir! Son mil toros, el tacataca es infinito. San Fermín no sé que tipo de santo eres, pero líbrame de esta. No soy atlético, ni valiente. Me desbarato de cansancio. Yo vine a ver los toros detrás de la barrera. Pero esos ojos como de canela -estoy que muero por ellos- Me preguntó que si yo era de los valientes, y yo de idiota… ¡Ayyy siento la respiración en la nuca! …me puse al lado de los que sí, sólo esperando que ella se fuera, pero los soltaron antes. ¡Allá está! con su sonrisa letal ¿Me miró? No sé… ¡Sí, me miró! La dejé atrás. Se me acabó el aliento ¡No puedo más! Ahora sí que es el fin… ¡Allá! una salida, ¿voy a llegar? ¡voy a llegar! Beso la tierra, no por nada, es que me caí. Estoy entero y viví la aventura de amor y muerte más intensa y corta de la historia. ¡Gracias, San Fermín!
 

VIDA

Oscar Alberto Rissotto

Joaquín vivía cansado de la diaria rutina, yendo a la fábrica, y al volver los chavales tomando cerveza con indiferencia total por lo que pasaba.
La llegada de Mabel lo puso a Joaquín en vilo. Bonita, simpática, suspiraba al verla siempre con su blanco uniforme, yendo, suponía a un laboratorio u hospital.
Esa mañana Joaquín se levantó mal, salió apurado; había estado en las corridas y después tomó algunas cervezas.
Aún le zumbaba en la cabeza la música de San Fermín, casi lo toca un torito en la corrida, y luego quedó molesto porque se distraía pensando siempre en Mabel.
Iba a cruzar la calle y se distrajo viendo el jardín de Mabel.
Sonrió, y en ese momento no observó el auto que iba hacia el sur. El impacto fue enorme y quedó tirado en la calle.
Los vecinos corrieron en su auxilio, la ambulancia llegó prontamente y quedó hospitalizado.
Joaquín despertó creyendo que recién entraba: habían transcurrido cinco días en coma, pero algo lo hizo saltar de la cama: allí, esplendorosa,de blanco Mabel diciéndole: ¿Cómo te sientes, te duelen las piernas?
Allí, Joaquín sintió que la vida, (Y San Fermín) le daban revancha…

 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

SAN FERMÍN. 9 DE JULIO DE 2078

Mila Azkona López De Goikoetxea

Otro día, un año más, el sol me pilla de noche en blanco, de fiesta de blanco y rojo. Y aquí con el nuevo sol de este nuevo día, mientras espero a que den las ocho, pienso que a lo largo de mi vida he perdido la cabeza muchas veces por diversos motivos, en una de ellas literalmente, que a menudo también el rumbo, pero que inexorablemente año tras año desando el camino y regreso.

Reconozco que estoy enganchado al Sanfermín gastronómico, al del buen humor de la peña y al de la genuina alegría de las peñas, al de la música “non-stop”, al de los amigos fortuitos de las noches para toda la vida, al Sanfermín de la gente cordial y acogedora, al bullicioso Sanfermín de día, al de noches enteras y mañanas gloriosas de adrenalina.

No lo puedo evitar. Cada año me digo que será el último, que ya estoy viejo para estos trotes, pero a medida que se acerca el 6 de Julio, algo me bulle por dentro y retorno a la tierra de mis ancestros. Intento no perderme ni un acto. Es agotador, lo sé, aunque lo más agotador es lo de los «capoticos». En el encierro no doy abasto.
 

EL SUEÑO DE SU VIDA

Tarsicio Molle González

Hacía un par de años que vivía en la península y su sueño personal era participar en los Sanfermines en Pamplona, al menos una vez en la vida. Correr delante de los toros, de rojo y blanco. Así fue cómo apareció en el primer encierro, listo para el desafío. Y además, esperándolos en la curva de la Estafeta, para más inri. Aunque esta decisión fue secreta porque de haberla comentado con los corredores cercanos, le hubieran dicho que era un loco suicida. No debió esperar mucho desde el estruendo de los cohetes hasta que apareció el primer cabestro, porque fue uno de los dos primeros toros negros el que le propinó el golpe y otro quien le clavó el asta, rasgándole el estómago. Demasiado desprotegido, fue un blanco perfecto. Sin embargo, nada ni nadie le quitó la sonrisa del rostro cuando los enfermeros lo colocaron sobre la camilla entre un mar de sangre y gritos de la gente. Él recordó antes de su último suspiro, aquella fatídica pregunta que le hizo al médico un mes atrás en el consultorio:
-Entonces, ¿cuánto tiempo piensa usted que me puede quedar de vida?
Y la rotunda respuesta del facultativo:
-Aproximadamente unos seis meses.
 

EL SIGUIENTE POR FAVOR.

Ignacio Navarro Otano

El funcionario levanta la vista del impreso y mira sorprendido a la anciana.
-¿Está usted segura? Le corresponden nueve días en verano y con su historial, puede optar a cantante, actriz, modelo…y en cualquier parte del mundo. Piénselo bien.
– Gracias “michico” pero no. Estaré todos los días rodeada por cientos de personas que uniformadas y alegres me esperarán y acompañarán llenas de ilusión mientras paseo y bailo por las calles que me traen tantos recuerdos. Veré a mis nietas que acuden todos los días a la cita y al terminar, me iré con el recuerdo de miles de risas, besos, aplausos, canciones, alguna carita de susto y mi corazón lleno de felicidad por todo lo vivido. No me imagino ningún destino mejor.
– ¿Y tiene alguna preferencia?
– Cualquiera de los ocho me va bien; no sabría elegir.
– De acuerdo, lo tramito y en breve recibirá noticias, pero creo que puede contar con ello.
La anciana sonríe, da las gracias y se aleja tarareando La Polonesa.
El ángel estampa un sello y lee en voz alta:
Reencarnación en Gigante de la Comparsa de Pamplona del 6 al 14 de julio.
Mira el calendario que marca junio y exclama:
– ¡Ya falta menos!
 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

THE TEMPEST FROM WITHIN.

Miguel Angel Gonzalez Maestre

It’s early in the morning, the sun still rising in the atmosphere, but I’ve never experienced this clarity of thought.
Standing in Saint Dominic street, I look around myself.

People that come from every corner of the world surround me.
They speak dozens of languages. Some are praying, others just whispering.

Closing my eyes, my ears are unable to decipher those accents.
But my soul do fully understand… The beating of their hearts.
The expectation that fills the air…

«O brave new world that has such people in it!» (1)

The silhouette of the horns, in the distance, standing out the fence.
The gate is about to open.
We notice the breathings of the bulls, which are blowing in the air… Like a furious tempest.
Coming up… Nearer and nearer…
The storm of two swords…
It’s in that precise moment when the truth finally reveals itself.

«Awake!»

When we comprehend that at times…
You need blindness to see. That at times…
Only by facing death, can we feel that we’re alive.

«Dear heart, awake! Thou hast slept well!
Awake!» (2)

(1) The Tempest. Act 1, Scene 5. (W. Shakespeare.)
(2) The Tempest. Act 1, Scene 2. (W. Shakespeare.) 

CONTRADICCIÓN PSICOLÓGICA

Iñaki Arbilla Ruiz

«Año 357 después de Trump.
Academia de Culturas Extintas.
Yo, Steve Marshall, psicólogo colegiado nº 331.577, a petición del Instituto de Ocio, transcribo los efectos experimentados por el sujeto sometido al ensayo clínico denominado «Recreación de los Sanfermines de Pamplona».
Asiste la enfermera jefe Margaret Clifford.
Duración del experimento: 204 segundos.
Tras recibir la dosis, el individuo se muestra tranquilo. Sin embargo, transcurrido un segundo, estalla de júbilo. Las correas apenas contienen la fuerza de su alegría. Parece que quisiera bailar. También abrazarse y besar a los presentes. Incluido el autor de este informe.
Acto seguido, el paciente experimenta un período de sueño breve e intenso. Dichos episodios (nueve en total) serán cíclicos. Al despertar, el sujeto presenta una breve fase de agitación, caracterizada por pulso acelerado y respiración entrecortada. Queda otra vez relajado y animoso tras lo que se diría una carrera trepidante.
Progresivamente agotado, el paciente continúa atravesando momentos de gran regocijo, por lo que queda sin explicación científica su aserto final: «¡Pobre de mí!», única verbalización realizada durante el experimento.
Concluyendo, desaconsejo desde el punto de vista médico el uso de esta recreación como método de ocio».
«Aunque me muera por probarla», pensó para sí mismo Steve antes de pulsar «Enter». 

NERVIOS

Pedro Pablo Del Guayo Litro

Desde aquellas noches de Reyes de la infancia no sentía tantos nervios. Nervios y una ilusión enorme. Plancho perfectamente el pañuelico y la ropa blanca. Con cariño de madre la dejo preparada en la silla, esperando que llegue la hora. Después de cocinar un buen ajoarriero me voy a la cama apenas sin cenar. Mañana me toca llevar el almuerzo y me ha quedado de lujo. La ropa me observa desde la silla y marca silenciosa los segundos de una larga noche casi en vela. No se cuántas veces abro el ojo y miro el reloj.
Repaso mentalmente todo: Cartera lista. Calzoncillo, calcetines y zapatillas blancas nucleares preparadas también. Móvil cargándose y con la alarma dispuesta ¿Estará bien el ajoarriero? Igual lo guardo en el frigo. Con la excusa me levanto. ¡Las dos y media todavía! Meto del dedo y compruebo que mañana van a alucinar con lo bueno que está. Regreso a la cama. Que no se me olvide comprar el pan, y los hielos y…
Abro el ojo ¡Entra luz por la ventana! Queda un rato para que suene la alarma. Salto de la cama y sonrío con alegría infantil a esa ropa que me espera ansiosa desde ayer. ¡Dios que nervios!
 


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

TORERO

Leandro Emanuel Bordino

Toreo pecaminoso que encierras en tus andares llantos y alegrías de nuestra España rica. La sangre de tu sangre fluye con cada conquista y cada gloria. A San Fermin le rendimos el homenaje y la fiesta es el merecimiento retribuido. La salud de cada uno de nosotros nos es debida, cada hazaña es lograda y alcanzada. Los toros corren al ras de nuestras pieles que se funden y se desfundan con cada mueca. Siendo así nuestras suplica de abandono cae la tarde y nuestra fiesta, que no termina, sigue su rumbo de noche serena. La tarde que nos ha bendecido en cada hombre ya nos saluda desde aquel pasado vertiginoso. Las ondas nostalgias que abandonan nuestros cuerpos y los cuerpos de los toros son las que nos terminan sumergiendo en este océano infinito de nuestra España rica.

 

LA ESPERA

Paz Quintero López

Los alrededores de la plaza ya están hasta la bandera. Una marea blanca y roja invade la zona vieja de la ciudad. Voy camino de la calle Estafeta desde la plaza del Ayuntamiento, abriéndome paso como puedo. Es una de mis calles favoritas… Siempre hay gente sonriendo frente a un pintxo, charlando animadamente y llenando de vida uno de los puntos con más fama de la ciudad. Pero la que suele ser una calle con barullo hoy es un lugar prácticamente inaccesible. Unas grandes vallas de madera impiden el paso. Y todo el mundo parece interesado en bordearlas y agruparse detrás de ellas, como esperando algo grande.

El gentío, nervioso, cierra filas. Es muy complicado llegar hasta el punto en donde todos miran. Supongo que debe ser algo importante, porque está la televisión. Jóvenes y adultos parecen haberse reunido para leer la prensa, porque casi todos los de detrás de la valla llevan un periódico enrollado en las manos. De pronto, alguien alto se me coloca delante y me tapa todo. Mi padre se da cuenta y me aúpa, sentándome en sus hombros. Oigo un cohete. Pasan volando muchos toros en lo que dura un suspiro. Aprieto fuerte la mano de mi padre. Sonreímos. 

EL GLOBO ROJO

Guadalupe Ochoa De Alda Nieto

El sol entraba por la ventana,Jaime lo ha visto con un ojo guiñado,mientras se dedesperezaba,en su cama de casa de la abuela.
Por el pasillo escuchaba los pasos del abuelo que venia a deapertarlo para ver juntos el encierro,Jaime se plantó de un salto en el suelo y salió al encuentro del abuelo.
Los dos juntos frente al televisor esperaban expectantes el gran momento,al tiempo que recordaban esas anécdotas de conocidos y amigos archiconocidas por los dos,derrepente suena el ansiado,pun!!,y ya salen dos minutos de carrera y algunos mozos por el suelo:LIMPIO,exclama el abuelo mientras se levanta encaminamdose a la cocina desde donde la voz de la abuela llama al niño para desayunar.
Cuando terminan,los protagonistas se visten como manda la tradición, blanco y rojo de cabeza a los pies, y salen los tres con un ramo de dos claveles rojos,que la abuela ha comprado la vispera,se encaminan a la parroquia de San Lorenzo ,donde les espera el santo morenico,rodeado de familias con cámara en ristre para inmortalizar el momento.
Jaime le da el ramo de flores a un señor que cuidadosamente deja a los pies del santo,los abuelos despues de rezarle un poquico,con el niño van al Paseo Sarasate a por un globo rojo