Archivo por días: 24 de agosto de 2018


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

AROMAS SANFERMINEROS

Consuelo Liberal Gorriz

Aromas sanfermineros

Iba con mi padre a Pamplona a recoger a mi madre y mi hermanita recién nacida. Después de aparcar en las afueras porque mi padre no soportaba el centro, nos fuimos a dar una vuelta cerca de la plaza de toros; aparecieron grupos con bandas, delante pancartas moviéndose con palos gordos. Mi padre dijo que eran las peñas camino de la corrida. Había mucha gente y alguien perdió un billete que recogí rápidamente; con ese dinero, tan contento que me vi, fuimos al hospital y a continuación nos fuimos los cuatro a las barracas; aquello era impresionante, me quedé embobado mirando los autos de choque, el tren de la bruja y principalmente, la noria que era gigantesca; olía bien, vino, pollo asado, algodón de azúcar, churros, salchichas, brochetas…maravilloso.
Mis padres dijeron que podía subir donde quisiera y entonces elegí la noria; tuve mucho miedo, solo, con desconocidos que iban muy alegres… acabé bajando pálido pero contento.
En ese momento, mi hermanita empezó a llorar amargamente; tenía hambre y teníamos que marchar; camino del pueblo les pregunté a mis padres ¿vendremos el año que viene? Ellos sonrieron y contestaron el que viene, el siguiente, el siguiente…hasta que pude venir solo.
 

TAN CERCA, TAN LEJOS

Virginia Moriones López

La gente se va poniendo la ropa previamente preparada el día anterior, han quedado con sus cuadrillas para almorzar antes del chupinazo. Yo he dejado mi ropa sobre la cama, me dispongo a ponérmela, queda media hora para el cohete. Que no se me pase. Miro la ropa con orgullo, por un día no hay barreras, por un día no hay diferencias entre la gente. Todos somos iguales y a todos nos sobrepasa la alegría y el deseo de querer disfrutar. Esa es la actitud, pienso. Y en la muñeca el pañuelo rojo esperando ser anudado en cada cuello. Tradición o ritual es lo de menos, al menos por un día, estamos unidos, somos uno. Ya se acerca el momento, sudo, me tiembla el pulso al revivir todos los sanfermines del pasado. ¡Qué emoción! Chequeo los mensajes de WhatsApp, ¡mierda, no hay wifi! Corro al ordenador, no puede estar pasándome esto a mí, ¡sin conexión! No, no, no, ésta no era la idea, ¡yo tengo que verlo, soy de allí! Lloro de rabia, miro el reloj. Cinco minutos para las doce. Abro una botella de champagne. ¡Las doce! Ni 17.113 kilómetros conseguirán separarme de ti. ¡Viva San Fermín!
 

PRESAGIO

Mery Larrinua

Al fin había llegado el día. Me gustaba la multitud, ver caras nuevas, expresiones nuevas.
Todo un año esperado la celebración más importante de la zona.

Me senti nerviosa, extraña, pero decidí no hacer caso a estas señales y comencé a buscar a mis amigos, porque aunque estaban por todas partes, había un grupo de ellos especiales para mí, con mis mismos gustos y necesidades. Los vi, ya estaban comiendo las delicias típicas de la jornada, entre ellas y lo que más me apetecía, pedazos de txistorra (longanizas), ¡deliciosas! Así transcurrían las horas en espera del chupinazo.

Como tantas otras ocasiones, disfrute al máximo. Me sentía extremadamente cansada, -los años no pasan en vano- pensé. Busque una esquina, me refugie sola y silenciosa, cerré mis ojos.

El despertar fue atroz, los rayos de sol se asomaban y los encargados de la limpieza comenzaban sus labores. Me atropellaron, si, me pasaron por arriba como cual hormiguita desamparada. Los perdono, ninguno podía haberme visto, era tan pequeñita…ese fue mi presagio varias horas antes…mi últimas fiestas de San Fermín. -goce como siempre y como nunca, mis fiestas favoritas-