Archivo por días: 9 de agosto de 2018


X Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

EL ÚLTIMO SUEÑO

Jordi Cabré Carbó

En la oscuridad de tu descanso, encontrarás una plácida luz refrescante que te embriagará y acabará de purificar tu alma. Ya has luchado bastante. Has querido y honrado tu nombre. Has traído hijos a esta complicada tierra, que te miran con afecto y respeto. Temeroso de que tu conciencia no padeciera, por decisión propia de la cual todos disfrutamos, te has inclinado para hacer el bien y huir de las oscuras sendas. Has sufrido por eso, pero no en vano. Tu recompensa viajará a tu lado. Serás un alma pura y disfrutarás del todo y lejos de la nada de los infelices carentes de fe, de los arrogantes, soberbios y justicieros que desenfundaron su espada al menor insulto. Andarás de vez en cuando y sin poderlo evitar por encima de ellos, adoctrinarlos y ofreciéndoles una nueva luz en la tierra. Llantos de cuna, les dará una nueva oportunidad. Ahora duerme y descansa. Despertarás en la vida eterna y en la realidad soñada. Cuando el ángel se marchó después de decirle todo esto en voz baja, lo dejó en la paz del último sueño. 

SENTIDO

Graciela Ovelar Castañon

Cada vez que pongo un pie en San Lorenzo y enfilo la Calle Mayor en estas fechas se engrandecen mis sentidos. Mi vista se va a esa mezcla de rojo y blanco que me emociona. La mezcla de sabores permanece en mi todo el año, desde el vino dulce pasando por los bocatas que me recuerdan a las txoznas. Mis oídos se recrean en la variedad de sonidos, jotas, música moderna, conciertos en los Fueros. Y que decir de todo lo que puede pasar por mis manos en San Fermin? Globos, catxis, el cubo para ir a los toros. El abrazo de un amigo o de un desconocido al que enseñar lo que son nuestras fiestas. Mi ciudad en San Fermin huele a fiesta, a bullicio, a peñas disfrutando y a niños emocionados viendo a los gigantes y los kilikis. Pamplona es y será la ciudad donde dar valor a todos los sentidos.  

¿POR QUÉ VOLVER?

Ainhoa Lizarraga Villota

Sentí el escalofrío placentero de la emoción y del desafío. La cuesta de Santo Domingo, Ayuntamiento, Mercaderes… No pude terminar el legendario recorrido. Mi corazón se desbocó y luego se paró. Seguí respirando, pero ya no era el mismo. Aquello lo cambió todo.

Recuerdo la rutilante luminosidad de las calles, acrecentada por la nívea indumentaria festiva. La sensación de holganza y alegría. La risa brotaba directamente del corazón. Pero eso fue hace un año.

Hoy acababa de encomendarme a San Saturnino, patrón de la ciudad. Si había convertido a San Fermín, quizá obrase otro milagro conmigo. Y le rezaría también a San Fermín. Esta vez detrás de la valla.

Mi vida se paralizó hace un año. No dejaba de rememorar cada instante de ese día y de lamentar cómo acabó.

Ahora, al ver el distintivo rojo y blanco, mi corazón se lanzó al galope. El puesto de la cruz roja. No sabía si la encontraría en el mismo sitio. Ni si me reconocería. Pero esta vez le pediría una cita. No podía olvidarla. Me curó las heridas, pero me arrancó el corazón. Me enamoré y mi vida se paralizó desde entonces. ¿Por qué volver? Porque San Fermín me arrebató el corazón.