Archivo por días: 8 de septiembre de 2017


IX Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín 1

DELITOS NAVARROS

Jose Miguel Rubio Polo

En plena feria y fiestas de San Fermín, la acusación popular se empeñó en llevarme a los Juzgados de Pamplona cargándome las dos muertes, y a la calle de San Roque que me fui. Con toda desfachatez confesé ante el Juez de Guardia cómo y de qué modo y manera había dado muerte a los dos, recreándome en el Juzgado con todo lujo de detalles. Precisamente ahí quería ver la acusación particular la razón de tan grave petición de condena para mí, por la premeditación y alevosía con tanta saña, aunque yo insistí ante Su Señoría que ensañamiento no hubo, pues no tardé mas de diez o quince minutos en darle muerte a cada uno. Para mayor escarnio y perplejidad de mis acusadores, confesé que era reincidente y que había matado de manera similar en otras muchas ciudades y pueblos de España, y aún en algunos países sudamericanos. Al final y en conclusiones por raro que les parezca, el representante del Ministerio Fiscal pidió el sobreseimiento y archivo de la causa y así lo decretó el Juez. Por cierto que no lo dije, soy matador de toros. 

ESCAPADA A SAN FERMÍN

Amaia Ciriza Chocarro

Todo había salido perfecto. Habían subido en el Ega a Pamplona con tiempo suficiente, habían podido cambiar las entradas de sombra que les habían regalado los señores de la casa por otras del tendido de sol y con lo que sobraba se habían tomado un chocolate estupendo que les supo a gloria. Una no se toma un chocolate cualquier día. Sí, todo fue perfecto hasta la hora de la merienda. Y es que en la plaza de toros, en el tendido de sol, habían corrido los platos con magras, el ajoarriero, la bota de vino y quién sabe cuántas cosas más a juzgar por las manchas de sus vestidos.

Ya de vuelta en el autobús sólo le quedaba un vestido hecho un Cristo y una amiga que no callaba relatando las peores situaciones posibles cuando la señora les vieran llegar de aquella guisa. Ya había llegado al posible despido con la consecuente reprimenda en casa por perder el trabajo. Pero ella sólo podía pensar en lo bien que lo había pasado: solas por Pamplona, en San Fermín, a su aire. Confiaba en pasar desapercibida hasta su habitación y así fue, aunque las sonrisas de los señores durante la cena parecían no decir lo mismo.
 

TODO POR LA AUDIENCIA

Luis Cano Plá

Finalizadas las pruebas técnicas, el equipo de realización al completo estuvo de acuerdo: las retrasmisiones de los encierros serían ese verano las más emocionantes de la historia. No sólo se trataba de reflejar los sentimientos extremos: el miedo, la valentía, el respeto casi religioso por la tradición. En esta ocasión, se cubrirían todos los ángulos; se captarían la expectación, la tensión y el peligro con tanta cercanía que los telespectadores más impresionables, aun estando en el sofá de su casa, sufrirían como nunca viendo las carreras de los mozos perseguidos. Respirarían adrenalina a raudales compartiendo su angustia, disfrutando a la vez con la impresionante belleza de esa fiesta a veces trágica, empapada de riesgo y exposición. Otros, tal vez, protestarían por tanto realismo en las secuencias con alguna sangrienta cogida. Aun así, la decisión estaba tomada: había que innovar y batir audiencias pasadas, buscando una fórmula impactante para esos segundos de imágenes en blanco y rojo que daban la vuelta al mundo. Las cámaras en doble tirolina en Estafeta del año anterior, iban a ser sustituidas por micro-cámaras en las astas de los toros, que podrían ir conectándose alternativamente. Ya sólo quedaba por dilucidar una pequeña cuestión: ¿quién se encargaría de colocarlas?