Archivo por meses: enero 2016


La Pamplonesa dando un recital de… cariño

De nuevo el Colegio de Educación Especial Andrés Muñoz ha elaborado un calendario para este año recién estrenado 2016. Y al parecer la Pamplonesa accedió de buen grado y en traje blanco cargó con sus instrumentos para posar para la posteridad.

calendario

Desconozco si sonaron los acordes del Vals de Astráin o alguna Diana, pero a juzgar por las imágenes, los alumnos estuvieron bien despiertos y encantados que semejante icono sanferminero compartiera unas horas con ellos. Al igual que la comparsa de Pamplona lo hiciera el año pasado, los componentes de la Pamplonesa desplegaron empatía y buen humor, y una buena dosis de cariño y muy buen rollo.

Por cierto, si alguno está interesado en adquirirlo:

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Ahora lo deseable es que los chicos y chicas puedan también disfrutar de un san Fermín inclusivo, donde haya fiestas para todos y donde también puedan disfrutar de La Pamplonesa en una ciudad adaptada para ellos y que proporciona los apoyos necesarios para que así sea.

Les dejo el vídeo que da fe de ese bonito encuentro:

 


Extrañas coincidencias.

Pamplona, 9 de julio
15:00 horas, 35º grados. Calima-txo
Winsord Púb.
Esquina de la Plaza del Castillo.

Charlie,”Elastic-Man” y sus dos homínidos acompañantes, Priscila y Elvis” The Pelvis”, merodean alrededor de las terrazas.Tan sólo unos ingenuos guiris aguantan el Rock & sol y la ausencia de aire, vacunándose con jarras de inevitable sangría , guarra donde las haya, que inundan las mesas colindantes al terceto. Cansado, sudoroso, mal dormido, inestable y sobre todo, impredecible, el triángulo circense avanza buscando una salida.

Priscila, la encuentra. Con su olfato, nota el aire fresco que se cuela por debajo de la puerta automática del Hotel La Perla. Jaque. Uno, dos tres, baja la temperatura en quince grados mágicamente.

Al sentirse tan a gusto, Charlie empieza a desplomarse por el suelo, buscando la frescura que tánto ansia, a la vez que los chimpancés se colocan sobre las plantas infinitas de sus pies. Poco a poco, se elevan mágicamente, con delicadeza y altura, formando un auténtico trapecio homínido ambulante giratorio, ante el aplauso de los huéspedes y asombro del recepcionista.

Éste, saltando como un resorte, procede al noble arte de desalojar al pobre en casa del rico. Claro está que pillar a dos chimpancés insomnes y un contorsionista, aún siendo un sitio cerrado, no resulta sencillo.

El hall se convierte en carpa, y los artistas reclaman su espacio. De hecho, a Elvis, “The Pelvis” le gusta la cabina telefónica del fondo donde puede comunicarse con su amada, Priscila, que le atiende entusiasmada en recepción. De lo mas mona. Mensajes apasionados. Besitos variados.

Es entonces cuando Pablos, el recepcionista, descuelga el teléfono para llamar a los de siempre. Apagailusionistas uniformados. Charlie, rápido y veloz, le hace la mochila humana mientras impide con la punta de su 58 de planta que marque el teléfono de la desesperanza.

En esas están nuestros personajes cuando una figura, casi no humana, desciende las escaleras .Pañuelo rojo en la cabeza, bata y zapatillas de leopardo, gafas de sol y andar un tanto titubeante. Gracias al apoyo de dos mulatas de vértigo y a seis mil la noche no rueda por las aterciopeladas escaleras.

-!!!! Pablos, Whast a fucking good party is the hall¡¡¡

El extraño personaje, hacienda un ademán con la mano, les invita a subir al piso superior….

-¡!!Everybody upstair to my room!!!

La figura, colocado sin colacao, se pone entusiasmado. En plan yankie.

-All is my treta( lo paso todo)

Agarrando del otro pie a Charlie, se presenta:

-I´am Charlie, Charlie Sheen.

Deslizando un billete de quinientos pavos en el bolsillo de Pablos., se despiden de él, ascendiendo a los cielos en forma de cinco estrellas.

Dos Charlies, dos mulatas, dos chimpancés y un correcto recepcionista que les cede el paso al país del nunca sabrás.

(Continuará)


Mi primer San Fermín 1

Era mi primer San Fermín. Y allí estaba yo, con aquella sangre pegajosa que me bajaba de la cabeza hasta el vientre y me manchaba a su paso, como un reguero de lava fría, los pechos desnudos. Katy, mi compañera de clase en la facultad de Ciencias Ambientales, me había convencido una semana antes. «Ya verás, es súper emocionate», me dijo. Y en parte lo era. De lo que Katy no me había hablado era del fabuloso miembro viril (también rojo de sangre) que se apoyaba en mi hombro derecho y al que yo, de vez en cuando, miraba con una extraña mezcla de asombro y precaución. Un chiste malo se iluminó en mi mente al respecto de “las orejas y el rabo”. Peor aún era lo de Katy. Tenía encima (muy concentrado en su papel, a peso muerto) al coordinador de los ecologistas de Valladolid, que rondaría los ciento y pico kilos. Un mal cálculo por parte de la organización. Deberían haberlo puesto en la base, y no en la cima de la montaña; aunque, bien mirado, era el único de toda la protesta que parecía un toro de verdad, no estaba de más darle cierta visibilidad.

El verano, a pesar de estar a primeros de julio, no había llegado a Pamplona. Un vientecillo del norte se cebaba en nuestros cuerpos desnudos. Eché un vistazo a mi hombro derecho. El frío no parecía menguar la salud de mi compañero. Felizmente la lluvia llegó en nuestro rescate. Alguien dio la voz de alarma y, poco a poco, la montaña humana se fue deshaciendo. Los fotógrafos y las cámaras de televisión habían tenido tiempo más que de sobra para grabar nuestra denuncia contra el maltrato animal y las corridas de toros. La protesta había concluido.


Manolete y el escudo republicano de la plaza de toros de Pamplona 4

Ser una sanferminera de pro y, a la vez, sentirte antitaurina es una pesada carga. Bueno, en realidad lo suelo arreglar tratando de no pensar demasiado en que nuestras fiestas están concebidas alrededor del toro y sus diversas simbologías y acallo mi conciencia diciéndome que, sin contradicciones no podríamos vivir. O nos creeríamos inmortales, en posesión de la verdad absoluta, perfectos… Un coñazo.

Puedo embellecer la realidad diciendo que me gusta la plaza de toros porque está presidida por el único escudo republicano de Pamplona que existe. Lo cierto es que es precioso. Nunca me canso de mirarlo. Lo sé, lo sé, está demasiado traído por los pelos. Tengo que reconocer que en mi familia todos hemos ido a los toros en un momento u otro. Y como somos una de esas familias en las que nos gusta contarnos las batallitas, os voy a contar cómo fue la primera vez que fueron unos de mis abuelos.

Mi abuela materna era de Portugalete, pero su padre la trajo a conocer los sanfermines de 1921. Tenía 12 años y le gustó tanto Pamplona que cuando tuvieron que marcharse de su tierra, ella le propuso a su marido que se vinieran aquí. Se instalaron durante la primavera de 1945 y ese 7 de julio fueron los dos a los toros. Querían ver a Manolete pero él no pudo acudir aquel año a Pamplona porque había sufrido alguna lesión. Al fin, consiguieron entradas para ir a verle el 10 de julio de 1947.  La foto es de ese día que, según ella contaba, habían muerto tres chavales corriendo en el encierro. Una auténtica tragedia, si una se para a pensarlo.

Guillermo y Josefita fueron a ver torear a Gitanillo de Triana pero, sobre todo a Manolete. Se hicieron la foto yendo hacia la Plaza de Toros y mi abuela, que era de la peña La Saeta y siempre le gustaba llevar a sus hijas vestidas de blanco, iba a la corrida de toros rigurosamente de negro y con el abanico en la mano. Eso sí, los dos llevaban una sonrisa tan genuina en la cara que estoy convencida de que aquellos sanfermines fueron de verdad felices.

Al mes siguiente, el 29 de agosto de 1947, Islero mató a Manolete en la plaza de toros de Linares y mi abuela mandó a sus tías la foto de la última vez que fue a verle torear. Hoy esa foto vuelve a estar en Pamplona. En el pasillo de mi casa. En el rincón de los grandes recuerdos.  Unos grandes sanfermines los del 47.

Guillermo y Josefita van a los toros

Guillermo y Josefita van a los toros


Baloncesto a ritmo sanferminero.

Durante el Mundial de Balonmano disputado en el país asiático de Qatar el año pasado, tuvimos conocimiento que varias decenas de personas de la localidad española de Cuenca y pertenecientes a la Peña » Furia Conquense «,  habían sido contratadas durante dos semanas por la Federación de Balonmano de Qatar para animar con sus bombos, tambores e instrumentos de viento y percusión a la selección anfitriona dirigida por el catalán Valero Rivera. Como anécdota, se da además la circunstancia que en esas fechas el pamplonés Zupo Equisoáin era el entrenador de la selección qatarí juvenil de balonmano y durante los años 2010 y 2014 había sido el entrenador del Balonmano Ciudad Encantada de Cuenca, así que él ya era conocedor del potencial de aliento e ímpetu de dicha hinchada.

Hemos tenido conocimiento estos días por los medios de comunicación, que nuevamente Qatar y esta vez para animar a su selección de futbol sub-23 durante su participación en la Copa Asia que se está celebrando en la actualidad, ha contratado a varios hinchas leoneses y los ha desplazados hasta sus tierras con el mismo cometido que los conquenses.

Sirvan estos dos ejemplos anteriores o el del archiconocido Manolo el del Bombo con la Federación Española de Fútbol, para comprobar la práctica habitual que llevan a cabo distintas Federaciones Deportivas Internacionales con objeto de animar a sus selecciones y contribuir de paso al ambiente y colorido en las gradas de los diferentes eventos deportivos.

Pues bien, la Federación Francesa de Baloncesto para hacer lo propio durante el Eurobasket celebrado en su país el pasado mes de Septiembre, contrató al grupo de música  » Harmonie de Pomarez » de la Provincia de Las Landas, sita en la Región de Aquitania. Pues bien, esta banda de música, cuyos miembros portan en su uniforme pañuelos rojos atados al cuello al más puro estilo pamplonica, empleó dentro de su amplio repertorio varias canciones sanfermineras para amenizar los partidos. Como muestra, el siguiente video correspondiente al partido que enfrentó a las selecciones de Francia e Israel el pasado día 10 de Septiembre en la localildad de Montpellier. Escuchando atentamente la música de fondo hasta el final del video, bien pudiéramos encontrarnos en cualquier Peña Sanferminera y no en un evento deportivo internacion. A uno se le pone la piel de gallina. La música de nuestras fiestas no tiene fronteras. Y aparece en lugares de lo más insospechados.