Archivo por días: 22 de julio de 2014


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

LA PEÑA

Rufino García

Somos una peña de lo más especial. Todos los años salimos juntos en Sanfermines. No nos perdemos una. En realidad, no podemos. Estamos de fiesta todos los días. Nos lo pasamos tan bien, y hacemos disfrutar a tantas personas venidas de todo el mundo, que no es extraño que multitud de gente se una a nosotros para disfrutar como nunca antes lo había hecho. Sin embargo, para qué vamos a negarlo, también nosotros tenemos nuestras rencillas. Los más viejos de la peña miran con cierto recelo a los más jóvenes. Sin ir más lejos, hace un momento, justo antes de salir, escuché hablar a los dos miembros fundadores de la peña.

-Al que no soporto es a ese novato presuntuoso que se las da de líder. Pero lo peor es que los demás le seguís el juego. No lo entiendo. Del otro novato lo puedo entender, pero ¿vosotros?

-Caramba, Coletas, no te pongas así. Hay que ver qué mal lo llevas desde que te ha quitado protagonismo Caravinagre.

Pero la cosa nunca llega a mayores porque lo importante es la diversión.

Hola, queridos amigos, me llamo Patata y sólo tengo una cosa más que decir: ¡que empiece la fiesta! ¡Viva San Fermín!

VICTORIA

Manuel García González

Una gota de sudor resbala por mi nariz y la veo caer mientras un mozo agita el compacto periódico ante mis ojos. Todo ocurre a cámara lenta. Suena un silbido y después un fuerte petardo resuena desde el cielo y rebota contra el asfalto, pasando por mis pulmones. Mi respiración se acelera y mis ojos se cruzan con los de otro mozo, nos intercambiamos el miedo. Oigo gritos distorsionados y, sin saber muy bien cómo, estoy corriendo. Huele a sudor, a desafío, a valor…Aunque no les veo ya les oigo tras de mí, un mozo cae con estrépito y yo sigo corriendo, les tengo detrás y me falta el resuello pero no dejo de correr. De reojo veo la cabeza del toro, los cuernos oscilan en un suave movimiento de arriba a abajo, está detrás de mí, a mi derecha, está muy cerca, casi me toca con el pitón izquierdo, me falta el aire, noto el pinchazo y de repente una mano fuerte me aparta del pitón, mientras el experimentado periódico priva al cabestro del premio. Yo me aparto viendo el rojo y blanco, ni siquiera me ha mirado, ni siquiera le he visto la cara…huelo a almendras y respiro, ahora profundo, a victoria.

OJOS NEGROS

Dolores Gutiérrez Rebolleda

Son las ocho, en la torre sur de San Cernin, el gallico mira al reloj y éste, puntual anuncia que dos cohetes con su estruendo desatan la furia y bravura en los corralillos. Noto como la sangre me sube a la cabeza, siento acelerarse los latidos en mi sien, la faja me aprieta, me seco en ella el sudor, giro el pañuelo anudado en mi cuello y… explosión de sentimientos. Empiezo una frenética carrera, miro a los dos lados, tropiezo, rozo mi cara en el pelo negro zaino de un compañero de carrera que gira su cornamenta, mis ojos y los suyos se encuentran como un puente en el vacío, sólo existimos él y yo. Iniciamos una comunicación intensa, casi espiritual, siento su fuerza, orgullo y altivez, no sabría decir si avanzamos, ni cuanto duró ese encuentro. Entonces, me rendí, baje la vista como vasallo ante su señor esperando su castigo, pero él sólo emitió un bufido que impregnó todos mis sentidos. Ese momento quedará grabado para siempre en mi mente. Vuelo entre la gente que me arrastra por Mercaderes, Estafeta, Telefónica y callejón.
Ahora ya dentro de la plaza, él me vuelve a mirar…
Debería inventarse un nombre para esta emoción.


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

A VER QUÉ SE ME OCURRE…

Maria Carmen Apezteguia Garcia

Ya está en marcha el VI Certamen de Microrrelatos de San Fermín. 204 palabras para hablar de los sanfermines. ¿Y qué se puede decir de los sanfermines que no se haya dicho ya? No sé… podría hablar del encierro y su emoción, nada que no se sepa ya, del ambiente, de sobra conocido, del pañuelico y la ropa blanca, de la tensión del chupinazo, del nudo en el estómago y los pelos como escarpias con la jotica en la procesión, los almuercicos, el sorbete, los amigos, sentarte en el suelo sin que nadie te mire como a un bicho raro, tocar el cielo desde la noria, las caritas ilusionadas de niños y padres con los Gigantes y Cabezudos, bocas abiertas ante la explosión multicolor de los fuegos artificiales, la morriña de los baldes de agua en el Riau-Riau, música por todas partes, La Pamplonesa, bandas, jotas, conciertos, jazz, corridas de toros con sus más y sus menos, pero la merienda que no falte, el calimocho, el agua, ¡¡que también se bebe agua!!, teatro, espectáculos callejeros, los guiris, la lagrimilla suelta en el Pobre de mí, el pañuelo del “ya falta menos” en San Lorenzo… Nada, que no se me ocurre nada……….

EL PEQUEÑO DE LOS GIGANTES

Daniel Priego Lacosta

Las primeras notas iban sonando y con ellas todo un festival folclórico de acordes y colores que inundaban las calles de alegría y jolgorio. Unos seres extraños y gigantescos emergieron desde la tierra y acompasados con la música daban vueltas y vueltas sobre sí mismos encabezando la festiva fanfarria. Entre el gran tumulto unos picarescos personajes de gran cabeza iban golpeando con una verga a los niños, quienes reían y buscaban entre carcajadas y escapadas a los pintorescos personajes para que fueran golpeados. En medio del gentío, un niño junto a su padre contemplaba atónito el espectáculo. Con el estruendo de un pequeño triquitraque el niño dio un brinco y agarró fuertemente la mano de su padre. Al principio con miedo y después con incertidumbre. Miró hacia arriba y vio en su padre una sonrisa dibujada. Este lo cogió poniéndolo sobre sus hombros y empezó a danzar imitando el balanceo de aquellos gigantes. El niño, sin darse cuenta empezó a sentir un hormigueo que le subió desde el estómago hasta los labios convirtiéndose en una brillante sonrisa. Sin darse cuenta se había convertido en una pequeña parte de la fiesta de San Fermín.

MEA CULPA

Francisco Javier Torres Gómez

Denostada, ninguneada, triste y amparada en mi propia soledad, me dispongo a vivir los últimos momentos de mi efímera vida. Pronto seré engullida por el propio olvido, el precio que estoy condenada a pagar por haber demostrado debilidad en el momento menos oportuno. Mi torpeza, que no impericia (la experiencia fue demostrada en numerosas ocasiones) condicionó la falta de atención de la que siempre he hecho gala, con tan mala fortuna que fui vencida en el mismo instante en el que la bulliciosa comitiva alcanzaba el acceso al foso. Condenado destino…los mozos se encontraron con las tablas de frente y besaron el albero mientras los astados los avasallaron ciegos de ira. La puerta se cerró y yo, bisagra maldita, fui desterrada al reino de lo prescindible. Aquí espero a ser fundida, a entregar mi esencia, con el triste recuerdo de aquel 2013 grabado en la memoria…


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

ESOS PEQUEÑOS GESTOS DE UN GRAN SANTO

Amaya Arenzana Méndez

6 de Julio, vestida de blanco impoluto, almuerzo, amigas, alboroto, risas y felicidad contagiosa por donde vaya, estos colores sacan algo de mi que está oculto el resto del año… Sólo quiero pasarlo bien y no pensar en mis problemas, pero te veo, te vuelvo a ver, sólo hago que encontrarte por las mismas calles y los mismos bares… Pero no quiero otro problema en mi vida, ¿Por qué te cruzas tanto por mi camino?

Creo que te odio…

Pasan los días, otra vez la misma historia, a ver si San Fermín intenta decirme algo…

Me arriesgo, voy por ti, tengo un escudo blanco y rojo que me da fuerzas para dejar la vergüenza atrás…

– ¿Me estás siguiendo?
– ¿Me sigues tu a mi?

¿Qué está pasando aquí?

14 de Julio, me pierdo entre el barullo de las peñas y ahí estás tú, es como si una fuerza sobrenatural hubiera hecho que nos juntáramos una vez más, solos entre el gentío…

– ¿Estás sola?
– Ya no, ¿y tu?
– Ya no, ¿te vienes conmigo?

Creo que te quiero…

Pobre de mi… ¿Pobre?, entre las velas me besas, algo comienza, esto ya no es un problema, San Fermín a triunfado, que pillin eres pequeño gran Santo.

DESPERTAR

Celia María García Polo

El sol asoma sin ganas por encima del horizonte, el aire fresco de la mañana despeja los ojos del sopor, el clamor aumenta.

De entre la calma matutina empiezan a surgir las voces, susurros contenidos que se convierten lentamente en fuertes gritos de guerra recuerdo de los ancestros de estas tierras.

La vigorosa naturaleza que estos campos otorgaron a sus gentes desde tiempos remotos pugna por salir a la luz, aunque solo sea por unos dias, en esta época gris y anodina que anula la identidad de los hombres.

Olor a pólvora. La polvora que no mata, la que libera el espíritu de un pueblo y atrae a los que la sienten a unirse en un ritual sagrado con sus congéneres y con su entorno.

El santo los ampara a todos por igual tal como lo hicieron los antiguos dioses antes que él. La tensión aumenta en los músculos y los corazones, el estruendo.

Se acerca el momento de la verdad. La perfecta comunión entre el pasado y el presente que confluyen en el interior del que hoy se siente libre de ser tal como su naturaleza le dicta sin el yugo que tras el «Pobre de mi» de nuevo se le impondrá.

SED

Fernando Gracia Ortuño

Puedo verlos agitarse y saltar desde la rendija de la valla. Se han hecho cruces bajo una hornacina y luego ha sonado una explosión. En cuando han abierto todos hemos salido en estampida tras de ellos. Las primeras calles no estaban tan confluidas, pero a partir de una curva el sonido y la agitación se han multiplicado. Alguno de mis compañeros se ha puesto nervioso cuando les sacudían el lomo con sus periódicos y esto ha incrementado la velocidad, otro se ha caído contra los tablones y unas luces instantáneas nos han deslumbrado en medio de todo el griterío. Hay gente por todas partes. En mi vida solariega en la dehesa había vista tanto bullicio. Es todo tan novedoso y divertido. Algunos bípedos vocingleros beben de unas jarras macizas y transparentes, mientras otros se precipitan, festejan y ríen alborotadoramente, Los más van vestidos de blanco y rojo con un envoltorio en la cabeza mientras se lanzan como locos en pos y delante de nosotros. Nos persiguen, los perseguimos, nadie sabría decirlo. Al final del recorrido, al entrar a trancas y barrancas en una inmensa plaza arenosa, han empezado los lances alrededor. Gritos, exclamaciones. Mugía fuerte, pero nadie abrevaba, sino de esas extrañas jarras relucientes.


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

DESPERTAR

Celia María García Polo

El sol asoma sin ganas por encima del horizonte, el aire fresco de la mañana despeja los ojos del sopor, el clamor aumenta.

De entre la calma matutina empiezan a surgir las voces, susurros contenidos que se convierten lentamente en fuertes gritos de guerra recuerdo de los ancestros de estas tierras.

La vigorosa naturaleza que estos campos otorgaron a sus gentes desde tiempos remotos pugna por salir a la luz, aunque solo sea por unos dias, en esta época gris y anodina que anula la identidad de los hombres.

Olor a pólvora. La polvora que no mata, la que libera el espíritu de un pueblo y atrae a los que la sienten a unirse en un ritual sagrado con sus congéneres y con su entorno.

El santo los ampara a todos por igual tal como lo hicieron los antiguos dioses antes que él. La tensión aumenta en los músculos y los corazones, el estruendo.

Se acerca el momento de la verdad. La perfecta comunión entre el pasado y el presente que confluyen en el interior del que hoy se siente libre de ser tal como su naturaleza le dicta sin el yugo que tras el «Pobre de mi» de nuevo se le impondrá.

SED

Fernando Gracia Ortuño

Puedo verlos agitarse y saltar desde la rendija de la valla. Se han hecho cruces bajo una hornacina y luego ha sonado una explosión. En cuando han abierto todos hemos salido en estampida tras de ellos. Las primeras calles no estaban tan confluidas, pero a partir de una curva el sonido y la agitación se han multiplicado. Alguno de mis compañeros se ha puesto nervioso cuando les sacudían el lomo con sus periódicos y esto ha incrementado la velocidad, otro se ha caído contra los tablones y unas luces instantáneas nos han deslumbrado en medio de todo el griterío. Hay gente por todas partes. En mi vida solariega en la dehesa había vista tanto bullicio. Es todo tan novedoso y divertido. Algunos bípedos vocingleros beben de unas jarras macizas y transparentes, mientras otros se precipitan, festejan y ríen alborotadoramente, Los más van vestidos de blanco y rojo con un envoltorio en la cabeza mientras se lanzan como locos en pos y delante de nosotros. Nos persiguen, los perseguimos, nadie sabría decirlo. Al final del recorrido, al entrar a trancas y barrancas en una inmensa plaza arenosa, han empezado los lances alrededor. Gritos, exclamaciones. Mugía fuerte, pero nadie abrevaba, sino de esas extrañas jarras relucientes.

HUMO

Raúl Clavero Blázquez

Durante años fui parte de ellos. De los que corren. De los que viven. A los fotógrafos les fascinaba mi estampa: un cigarrillo colgando perpetuo de mis labios, envuelto en volutas de humo a las que siempre dejaba atrás. Después las piernas y los pulmones comenzaron a fallarme. Ya no era más rápido que el humo.

Me hipotequé hasta las cejas para comprar esta casa con vistas a Mercaderes. Pensé que así seguiría participando de algún modo en los Sanfermines, pero lo que no sospechaba es que este tipo de encierro esconde cornadas más peligrosas que las de los Miuras.

Me asomo a la ventana, es ocho de julio. Sonrío, es imposible que ningún camión pueda atravesar ese manto de personas que borbotea nervioso a mis pies. Casi puedo oler su excitación. Me pregunto si ellos también pueden notar mi olor a gasolina.

Aún tirita en mi mano la orden de desahucio. La enrollo como si fuera un periódico y la prendo con el cigarrillo que perpetuo cuelga de mis labios. El suelo vibra. Comienza la carrera. En unos minutos, cuando los mozos entren en la plaza y se abracen satisfechos de sobrevivir un día más, a mí ya me habrá derrotado el humo.


VI Certamen Internacional de Microrrelatos de San Fermín

PRIMERA VEZ

ángeles De Lucas

Vi una mano, me agarré y tiró de mí. Tuve suerte, me sacó de la trayectoria del morlaco. Los dos nos fuimos al suelo. Únicamente recuerdo el tenso griterío en Mercaderes y el palpitante brillo de sus ojos. Semejante detalle merecía recompensa y le invité a almorzar.
Era su primera vez, me dijo, delante de los toros. Sus sentimientos estaban a flor de piel, crecido y locuaz con un desconocido. Devoró los huevos y media botella de clarete. Disfruté de su compañía y alegría. Sentí envidia sana. Reconocí en él ese maravilloso sentimiento de novedad y sorpresa que rasgaba su corazón.

Le agradecí nuevamente que ayudara a este veterano corredor a salir del lío. Por muy casta, divino o sanferminero que yo me sintiera, en ese encierro, este joven rioplatense me devolvió a la realidad. Ya no estaba en forma para correr más encierros.

Me sinceré y le confesé que me encantaría vivir esa experiencia tan brutal, fresca y conmovedora, que él estaba gozando, de descubrir todo lo que aporta esta fiesta sin igual a la gente que acude por primera vez. Como primera vez era, la de las dos australianas que se llevaron a Ariel. Ya nos veremos, me dijo…

UN DÍA ESPECIAL EN MI MUNDO

Ion Urra Arlegui

Venga, que ya estamos llegando (respiración alta). Dale un poco más, que mañana tienes día de excesos y todo te hará falta. Llego y a la ducha. “¿Qué tal ha ido el día cariño?”. Me cuesta concentrarme en la conversación. Cierro los ojos y comienzo a soñar. Joder, ¿qué hora será? Las 3 y parece que ya he dormido un montón, venga, un poco más, ¡no seas crío hombre! Vuelvo a abrir los ojos, las 7 aún… Me bebo un café, me visto de blanco y el pañuelo al bolsillo. “Hasta luego guapa, pásalo bien y disfruta, que es el mejor día del año”. Salgo a la calle eufórico y no puedo dejar de pensar: ¿por qué se me ponen los pelos de punta y me invade este buen humor? Siento la misma felicidad que cuando tenía 10 años. Mi vida ha cambiado, tengo muchísimos problemas, pero hoy, solo hoy, se esfuman. Estoy aliviado, mis preocupaciones se han evaporado y tengo ganas de disfrutar la vida a tope. ¡Qué maravilla! Esto solo pasa el 6 de julio. Me subo a la villavesa. Miro a la gente y todos me sonríen. Hoy, sus rostros tienen un brillo especial… ¡Viva san Fermín, gora San Fermín!

LO JURO

José Arias Moreno

Casi las ocho y ya suena el despertador,
insistente “Riiiiing” que de emoción me llena,
primer encierro Cuesta Santo Domingo estrena,
me levanto, me visto, enciendo el televisor.
Lejos de Navarra vivo pero pamplonica soy,
una lágrima furtiva humedece mi mejilla,
si hasta en “Estafeta” se convierte la buhardilla
donde habito. ¡Lo juro! ¡El año que viene voy!
Recuerdos que se agolpan en mi memoria:
Txupinazo a las doce en la plaza con la peña,
vals de Riau-Riau, tradición hecha historia,
los “Gora San Fermín” son mi santo y seña.
Fiesta profunda y noble, ilustres escritores ensalzan,
blogs, radio, prensa, televisión y cine se hacen eco
de sensaciones palpitantes, no queda ni un hueco
que los pamploneses con su corazón realzan.
Tengo tanto para recordar que ni contar puedo,
los pensamientos forman un nudo en mi garganta:
procesiones, encierros, kilikis, zaldikos…¡emoción tanta!
sentires hondos que forjan mi enraizado credo.
Del ayer también se vive, pero aquí levanto un muro,
estoy pensando que “El pobre de mí” lo canto en vivo,
no se hable más, es firme y grito en tono altivo:
¡Este fin de semana voy! ¡LO JURO!