Archivo por meses: marzo 2014


¿ Cuando empezamos a preparar los Sanfermines? 3

 

Ya sabemos que la Casa de Misericordia el día 15 de Julio empieza a preparar la Feria del TORO  del año siguiente. A finales de año se anuncian las ganaderías que van a correr por las calles de Pamplona y a principios de año ya conocemos alguno de los toreros que vendrán. También sabemos que el Ayuntamiento, acabadas las Fiestas, empieza a trabajar en el análisis de las mismas y en la organización de las próximas.  En sus presupuestos anuales tiene la partida para Fiestas definida y muchas de las actividades que se van a realizar ya están diseñadas. Al empezar el año natural empiezan a concretar cosas. Concurso para el cartel anunciador, concursos para los fuegos artificiales, lanzador del chupinazo, mesas del encierro, etc… Está claro que unas fiestas de esta tipo necesitan una logística tan inmensa que es necesario  por lo menos un año para que todo salga lo mejor posible. Y como ellos, entiendo que la Comparsa también habrá empezado esa preparación.

¿Pero cuando empezamos los pamploneses de a pie a preparar las fiestas? Me surgió esta pregunta cuando estando en la villavesa, una chica al teléfono le pedía a su interlocutor que le confirmara que iba a coger abono este año, porque en la peña ya se había abierto el plazo. Dos días después escuché a dos amigos preguntarse qué día se iba a celebrar la comida social porque él el día 9 ya tenía compromiso. Y me imagino que el viernes en la cena de escalera todo girará en torno a la preparación de las Fiestas. Seguramente habrá gente que empiece a prepararlos el 1 de Julio, comprobando que le entre la ropa blanca y llamando a algún amigo para ver donde se almuerza  el día 6. Otros empezarán la preparación a primeros de Junio, cuando algún amigo forastero le llame para decirle que días viene durante las fiestas y empezar entonces a reservar sitio en la peña para comer, pillar entradas para los toros esos días,etc… Los que tienen responsabilidades en peñas y similares empezarán en marzo. Preparan el tema de las entradas, los turnos de barra, elegirán a las personas o entidades que van a ser homenajeados con  gallicos, bombos y similares, y programarán actividades presanfermineras para que los socios entren en ambiente.  Y otros, los más prematuros, ya a primeros de año empiezan con la preparación guardando en el calendario laboral sus vacaciones para la primera quincena de Julio.

Lo que está claro es, que a menos de 100 días para que explote la Fiesta y a punto de llegar al cuarto escalón, la cosa se empieza a acelerar, las noticias se suceden y quien más quien menos ya ha empezado a preparar los Sanfermines 2014.


A LAS 10 EN EL DIEZ: EN BUSCA DEL SANTO GRIAL SANFERMINERO (I) 2

Me desperté con la sensación de que tenía adosados veinte kilos encima de mi cabeza. Encendí la luz de la habitación y observé el panorama. Me había dormido con la ropa puesta, de blanco. Bueno, lo de blanco era un decir, color kalimotxero más bien. Señales inequívocas ambas de que ayer la lié parda. Intentos baldíos de recordar cómo, cuándo y por qué llegué a casa.

En mi reloj pone que es 11 de julio. La entrada del abono coincide. Bien. ¿Qué hostias hice ayer? Los recuerdos son diversos y extraños. Como cuando sueñas cosas diferentes y al día siguiente te empeñas en enlazarlos.

Habíamos quedado el día diez. A las diez de la noche. En el bar Diez. Como en los viejos tiempos. Tras varios años, en que los niños hacían muy complicado que pudiésemos hacer una juerga juntos en sanfermines, había llegado el día. Los más avezados quedamos para comer e ir a los toros. Un día era un día. Llegamos al Diez. Y allí se me empezaron a difuminar los recuerdos. Ahora no sé si lo poco que ha quedado retenido en mi memoria es real o simplemente parte de un sueño.

Por un lado, estábamos como en nuestra juventud, música, porros y conciertos nos acompañaban, como si el tiempo no hubiese pasado, pero, de repente, todo se torcía. Los malos nos perseguían y no sabíamos porqué. Decían buscar el santo grial sanferminero. Tuvimos que correr.

Pero no era eso lo único que recordaba. También unos caballeros de la Edad Media que decían defender el Reino de Navarra aparecieron en mis recuerdos. Los castillos adornaban el paisaje sanferminero. Los tripis los dejé hace tiempo. ¿Los volví a probar ayer?

Salí a la calle bajo un calor insoportable cuando estás de resaca y me encaminé a la peña con el miedo de conocer la realidad. Un amigo salió a mi camino.

—¡Joder! Tú también, para un día que salimos todos…

—¿Qué hice ayer? —pregunté con miedo.

—¿Hacer? Muy poco. Si cogiste un libro y ya no saliste del Diez, pese a que te dijimos que vinieses un montón de veces.

—¿Cómo?

 

(Continuará).


Dossier de la Comisión del Encierro de Pamplona 3

Ayer lunes, la Comisión del Encierro de Pamplona – Iruñea de la Federación de Peñas de Pamplona – Iruñeko Peñen Federazioa, en colaboración con el Club Taurino de Pamplona, presentó el siguiente Dossier en la Mesa del Encierro del Ayuntamiento de Pamplona.

En él se recogen unas recomendaciones para los medios de comunicación que retransmiten los encierros, un decálogo de comportamientos prohibidos para quienes participen en los encierros, y nueve propuestas concretas de aplicación directa para evitar que vuelvan a repetirse los comportamientos inadecuados y los momentos de pánico que se han vivido en los últimos años, y que tanta preocupación han generado entre todos los pamploneses.

Veremos en qué quedan todas estas propuestas.


Diario chivato 2

masai

Eran tiempos en los que saltar al otro lado del vallado era saltar de niño a joven, qué sé yo, como el joven maasai que debe probar su valor cazando un león. Con 16 años, correr el encierro txiki era poco menos que una humillación y, tras ese entrenamiento de años anteriores con becerras inofensivas, era el momento de ver de cerca al morlaco de Torrestrella. Era el momento de poder mostrar orgulloso un rasguño en el brazo tras lanzarse en plancha en la acera de Santo Domingo y señalar en el Diario de Navarra o el Navarra Hoy una mancha blanca irreconocible que asegurabas ser tú. Mejor así, que tus padres no pudieran reconocerte en alguna foto, pues de lo contrario, seguramente habría consecuencias.

En la cuadrilla había dos fenotipos. Unos, tras acompañar a las Dianas, se metían en la Plaza de Toros a dormitar en un tendido ojeando el periódico, mientras la banda tocaba y el sordomudo con su perro hacía el pino en la arena para que le echaran unas monedas. Bueno, todos no, alguno seguía amorrado a una botella de kalimotxo que el resto hacía tiempo que aborrecía su presencia. Pero había otros que descendían Santo Domingo para cumplir con el rito iniciático y darse ese chute de adrenalina al ver ¿de cerca? resoplar los bureles. Nunca hubo consecuencias graves, salvo un día. En mitad de la cuesta, un toraco arremetió con el vallado y uno de mis amigos a duras penas pudo, de espaldas, levantar las piernas y terminó subido en la testuz salvando por poco la cornada. Susto sin consecuencias. ¿Sin consecuencias? Al día siguiente era portada en el Diario y la madre del protagonista por poco se muere de infarto. La prueba irrefutable allí estaba. No hay más preguntas señoría. “Cada día, en casa a las 7’00 en punto y el encierro los ves por la tele”. Y ahí terminó la carrera incipiente de un corredor que tuvo que esperar a la mayoría de edad para volver al rito. Seguramente él guarda esa foto acusadora que le impidió ese año volver a Santo Domingo, pero que le hizo el más popular de la cuadrilla.


Capítulo VI . De estatuas móviles e inmóviles.

Después del ineludible salto a la fuente de Nabarrería, la noche transcurrió de manera embriagadora, no sólo por los bebedizos, que también, sino por la compañía y la temperatura ambiente. Lou-Lou, tras la descarga repleta de adrenalina y vértigo del salto, ya repuesta, charlaba alegremente, galoise en mano, con las personas, algunas humanas, otros meros engendros con piernas que poblaban las calles.

Ernesto seguía de jarana con ella. Esa bota de las tres zetas hizo estragos entre los parroquianos y también en su blusa, marcándole de rojo granate sus otras dos espectaculares y juveniles zetas. Esto aún encendía más a las hordas, que atraídos ya por la belleza y arrojo de nuestra francesita, acudían a ella para intentar otro reto, aún más difícil y arriesgado: la ascensión e intento de conquista de nuestra protagonista.

No obstante, a pesar de todo ello, contemplaba cómo el gesto de Ernesto, antaño jovial y espléndidamente sembrado de su barba blanca, iba poco a poco cambiando con el transcurso de la noche. La sonrisa franca y alegre mudóse en un gesto más adusto y serio, como el que poco a poco va sintiendo el acercarse la mañana y con ello, el compromiso con la realidad mágica. Estampándole un beso, le cominó a que le dijera el porqué de ese entrecejo adusto.

-Se acerca la hora…Vámonos a almorzar…

No se había percatado de ello. La noche poco a poco fue deslizándose entre la riada humana dejando entrar, lenta pero inexorablemente al aún débil resplandor matutino. Esa simbiosis de luz en tan ambiguas horas hacían mezclarse a los gaupaseros con la gente que de impoluto blanco empezaba a poblar las calles de la vieja Iruña. Unas fiestas que transcurren a modo de una rueda sin fin ni concierto, ni noche ni día.

No tuvieron que andar mucho. Una puerta verde, comienzo de la estafeta, les aguardaba.. Las maderas en forma de escalera les condujeron a la primera planta.. Dos toques largos y uno corto anunciaron su presencia. Ésta se abrió y detrás de ella apareció, impoluto, un bigote a una nariz pegada a una altura de uno noventa. Era Papytu.

-Egunon Ernesto. Veo que vienes muy bien acompañado, -asintió mientras se dirigió gentilmente a Lou-Lou- Bonjour, madmoiselle¿Ca va bien? Pasad sin miedo, está todo preparado.

Vaya que si lo estaba. Sobre una ancha mesa, unos pantalones y camisetas blancos, fajas y pañuelos encarnados descansaban inertes, esperando que alguien les poseyera. Al otro lado, otra mesa igual de grande repleta de zumos, cafés, chocolate con churros y croissants De la otra estancia provenían susurros de queda conversación. Lou-Lou creyó escuchar conversaciones en japonés. Nada más entrar los contempló. Dos fornidos japos con cara impertérrita al lado de un anciano estaban sentados en el sofá, mientras sorbían a tragos cortos una botella ya menguada de Sake. Saludaron con un movimiento de cabeza y siguieron a lo suyo. Parecían estar en otro mundo, absortos y mirando hacia la ventana, de donde provenía un murmullo de gente Se dirigió hacia ella y vio el motivo: la calle engalanada, limpia y gris como un espejo sin luz, hacían resaltar los balcones repletos de gente de todas las edades, la mayoría de ellos dando cuenta del desayuno. El encierro estaba a punto de empezar.

– Es la hora, vamos.- Como un resorte, dos de los japos, Ernesto y el bigotudo se dirigieron hacia la puerta. Lou-Lou rápida y felinamente, le cogió a Ernesto del brazo.

– Voy con vosotros.

Asintiendo con los hombros, Papytu, con tenso gesto, se dirigió a Ernesto:

-Bajo tu responsabilidad. Yo me voy con estos dos.

Tras descender de dos en dos las escaleras, Papytu se dirigió a ellos.

– Esperaremos a que suene el chupinazo que da comienzo al encierro. Yo me voy con los japos, vosotros os quedáis en el dintel de la puerta, detrás de la marabunta,quietos y veis pasar a los toros, cómo siempre. Suerte y al toro.

La espera tras la puerta la recordaría Lou- Lou como el momento mas tenso de su vida. Un silencio acompasado de respiraciones agitadas y nervios, muchos nervios. La boca seca. Parecían el quinteto de la muerte. Junto a la puerta, con la mano en la manilla, Papytu. Detrás de él, los dos japos frente a frente, face to face, retándose con las miradas, tensos. Un poco más alejados, Ernesto y Lou-Lou, agarrados de la mano como dos novios, esperando a salir de casa y dar un romántico paseo por el parque.

Sólo que en vez de un bucólico parque,

La Estafeta a las ocho menos un minuto.

En lugar de cálidos arrumacos,

Empujones,caídas y codazos.

Muerte anunciando jaque,

Violencia, carreras, gritos , sustos

Y por encima de todos ellos, afierados

media docena de astifinos morlacos

Sustituyendo a los dulces helados.
(Continuará…)