Archivo por días: 21 de marzo de 2013


Amores sanfermineros 6

Ayer a la mañana estaba en la villavesa, y quiso la casualidad que detrás mía se sentarán cinco mujeres que dejando a sus hijos en el cole subían a Pamplona a trabajar. En esto que se pusieron a hablar de cómo conocieron a sus maridos cada una de ellas. Pues resulto ser que de las cinco, tres de ellas empezaron sus relaciones durante los Sanfermines. Que si un día seis en el Garazi, que si un día que fue a los toros con la cuadrilla de su hermana y los amigos, que si uno del pueblo los llevo a una peña a comer. Y esta conversación me llevó a replantearme mi filosofía sobre los amores sanfermineros y su duración.

Y es que yo soy de la opinión de que los amores sanfermineros tienen la duración de las Fiestas. Son intensos, apasionados, cortos, inolvidables. Como las propias fiestas. Y además esporádicos. Únicos. Generalmente en Sanfermines los sentimientos están a flor de piel. Nos emocionamos con más facilidad de lo habitual. Cuando suena el Txupinazo o cuando vamos a la Procesión. Cuando nos rencontramos con la gente de sol el día 7 o nos abrazamos a algún amigo cuando estamos con el puntillo para recordar  a los que se nos han ido. Y para enamorarnos también. Porque lo que durante el año es un rollo de una noche, en sanfermines es un amor que te deja recuerdos imborrables. Porque estoy convencido de que todos hemos tenido un amor sanferminero que lo recordaremos siempre. Un amor que acaba cuando sale el sol. Corto en el tiempo e imborrable en la memoria. Que dura unas pocas horas que son tan intensas que parecen días.

Amores nacidos de la euforia sanferminera. Que no entienden de idiomas ni de timideces. Amores que se gestan al calor del cemento del tendido. O bañados por el sudor provocado por los bailes y calores de las peñas. O con las primeras miradas en un botellón. Amores de barra. Amores eternos que duran horas. Amores con sus flores, sus anillos y sus collares, aunque sean de los “josemaris”. Que acaban en húmedos amaneceres. O dormitando en un banco o tumbados en la Vuelta del Castillo. Amores solo posibles entre el 6 y el 14.

Porque llega el día 15 y el 16. Y ves a esas parejas de la mano. Tímidas. Desubicados en una ciudad semivacía. Dándose cuenta que su amor ya pasó y que no tiene sentido alargar algo que nunca será tan bonito como lo que vivieron durante los Sanfermines.