¿Sangría o zurracapote? 8


En los toros siempre hablamos de que regamos las meriendas e intoxicamos nuestros pobres cuerpos con generosas dosis de sangría.

Cuando mentamos la palabra zurracapote, generalmente solemos pensar (o por lo menos ese es mi caso) en la bebida de color más bien parduzco y sabor dulzón, que se solía preparar por las cuadrillas para fiestas de los pueblos y que se almacenaban y consumían en unos locales que según la zona se llamaban piperos o zurracapotes.

A mí personalmente tampoco me queda muy clara la diferencia entre ambas bebidas, por lo cual he decidido consultar en Wikipedia, origen y base del saber en estos tiempos modernos.

Así pues, vemos que según esta fuente de conocimiento, el zurracapote es ‘‘una bebida popular consistente en una mezcla que toma como base el vino tinto, al que se suelen añadir frutas como melocotones o limones, azúcar y canela, dejándose macerar durante varios días; aunque también hay quien lo elabora añadiendo otras bebidas alcohólicas, zumos y refrescos de frutas’’. La sangría por su parte se define por la Real Academia de la Lengua una ‘‘bebida refrescante que se compone de agua y vino, con azúcar y limón y otros aditamentos’’.

La diferencia entre estos mejunjes, si es que la hay, estriba en que ‘‘en la sangría, a diferencia del zurracapote, no se usan ingredientes como aguardientes u otros alcoholes de alta graduación’’.

Llegados a este punto, caigo en la cuenta que en los toros no he bebido en mi vida sangría, sino toda una suerte de zurracapotes explosivos, que para la tercera corrida me producían unos ardores de estómago y desarreglos intestinales de cierta consideración.

Ahora por lo menos, aunque me ponga como un atún en tendido, ya se lo que me estoy metiendo en el cuerpo (que es bastante más de lo que pueden decir algunos que gustan de sustancias varias).


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